Todos estamos solos, y a la vez nadie lo está
Obsesión con un examen, obsesión con una persona o con la idea que nos hemos hecho de ella, obsesión con que algo funcione, obsesión con aquel error, obsesión con que salga bien el trabajo...
Obsesión con un examen, obsesión con una persona o con la idea que nos hemos hecho de ella, obsesión con que algo funcione, obsesión con aquel error, obsesión con que salga bien el trabajo...
Decía el escritor, guionista y director de cine estadounidense Paul Auster (Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006) que el arte y la cultura no van a transformar de inmediato la sociedad, ni van a solucionar los graves problemas que sufrimos, porque su función es más de tipo espiritual, de abrir las mentes y los corazones de las personas a las vastas posibilidades de la vida humana. Por eso, añadía, “son indispensables”.
Disfrutaba yo de mi clase de cajón flamenco cuando volvió a saludarme, ya lo hizo la otra tarde cuando jugaba con mi nieta en la alfombra del salón, y también me visitó en la caminata del mes pasado, mientras disfrutaba de una preciosa escapada de senderismo.
Un susurro materno dirigido al morador de su vientre que aguarda el instante de pertenecer al mundo.
No sé qué tiene el NO que anda tan desprestigiado. ¡Qué negativa eres!
El descrédito que sufre España y sus instituciones no es nada nuevo, ya que cada día se conocen nuevos datos que avalan ese descrédito del sistema democrático.
Decir que Europa es «un espacio de libertad, seguridad y justicia dentro del respeto de los derechos fundamentales» es totalmente falso.
A 17 de mayo de 2025
Una Administración fuerte, con personal independiente, es lo que hace a un Estado fuerte, porque un Estado fuerte no es que sea compatible con el libre mercado, es que es imprescindible para que el libre mercado no se convierta en el mercado del abuso.
En una sociedad avanzada no sólo hay que aprovechar los alimentos, también hay que preservar los recursos y poner en valor los esfuerzos y el conocimiento para que no acaben en la basura.
Como los eslabones de una cadena o como las piezas contiguas de un puzzle, los cargos y las cargas son complementarios, consecutivos e indisolubles. ¿Y qué fue antes el cargo o la carga?
¡Que viene el coco!, nos decían de pequeños... ¡O la bruja! La cosa consistía en meternos el miedo en el cuerpo y de paso conseguir alguna cosa: básicamente, que no diéramos guerra.