¿Tienes mucho miedo a las arañas? ¿Te da pánico quedarte encerrado en un ascensor o a pisar la consulta del dentista? Si es así, debes saber que padeces de aracnofobia, claustrofobia y además eres latrofóbico.
Deleteando, del verbo deletear, sí; no lo confundo ni con deletrear, ni con deleitar. Deletear es una de esas cosas que hacemos a menudo, inconscientemente a veces y con intención en otras ocasiones.
A mis soledades voy, de mis soledades vengo y por el camino me entretengo, (esto último no lo escribió Lope de Vega, lo del entretenimiento es cosa mía, verídica, por cierto).
Hija, déjame contarte una historia, real como la vida misma, y como la misma vida, cíclica, periódica y tristemente cotidiana.
Disfrutaba yo de mi clase de cajón flamenco cuando volvió a saludarme, ya lo hizo la otra tarde cuando jugaba con mi nieta en la alfombra del salón, y también me visitó en la caminata del mes pasado, mientras disfrutaba de una preciosa escapada de senderismo.
Soy recayente, lo confieso: recaigo constantemente (cuanta musicalidad en la expresión), y no es que me guste serlo, pero hay tantas cosas que no me gustaría ser, que una más solo añade un número a la lista, no un drama.
¡Sé original!, me digo a mí misma a menudo, pero, especialmente en estas fechas navideñas, busco más que nunca la originalidad, la que necesito para hacer un regalo, para cocinar la carne de Nochebuena o para comprar los turrones, que, del blando, el duro y el de chocolate no hay quien me saque.
Después de lo visto y lo vivido en Valencia, de los daños que ha provocado la dana en esta zona y de las pérdidas que están padeciendo nuestros vecinos del Levante, la palabra solidaridad es una de las más usadas sin duda por todos nosotros en estos días.
Este tiempo que nos toca vivir está siendo crítico, todo son crisis y estamos ya desbordados, ¡porque… no damos abasto para tanta crisis!