Nobles valores sustituidos

Una Administración fuerte, con personal independiente, es lo que hace a un Estado fuerte, porque un Estado fuerte no es que sea compatible con el libre mercado, es que es imprescindible para que el libre mercado no se convierta en el mercado del abuso.

Las connivencias entre las grandes fuerzas políticas con las grandes corporaciones económicas (parte poderosa de las élites), intercambiándose directivos según la conveniencia de la élite dominante son ya descaradamente escandalosas, y en general, los nobles valores compartidos que deben presidir la vida pública han sido sustituidos por otros más prosaicos, onerosos y ostentosos. Desgraciadamente, muchas (no todas) organizaciones políticas han pasado de ser instrumentos al servicio de la sociedad a convertirse en un fin en sí mismos, y la lealtad de los afiliados o militantes a sus principios es menos valorada que la sumisión incuestionable a sus principales dirigentes, y eso en el PSOE lo saben a la perfección. Con todo ello podemos deducir y sin equivocarnos, que una vez tocado el fondo de la crisis económica, que es negada por unos, y de la crisis moral, también negada por muchos otros, lo que toca ahora, y de manera urgente, es recomponer la situación. Habrá quien piense que no hay nada que arreglar porque todo va bien, o que hay que derribarlo todo porque todo va fatal, pero lo cierto es que ésta es la situación con la que ahora tenemos que lidiar, y que pasa por reconocer de firma sincera lo que ante nuestras propias narices se ha venido haciendo rematadamente mal. Sí, nos toca a todos cargar la suerte y arriesgar, obligando a algunas figuras encumbradas a que vayan dando el paso atrás.