Yo sé que me duele la ciudad: / cuando sus pulmones se lamenta de dolor, / cuando el granizo cae maldiciendo la tierra, / cuando los árboles dejan de ser árboles, / y queda represado el río. [...] El aire no es aire, / no es aire lo que respiro”. Con estos versos el poeta manifiesta su dolor ante los problemas graves, que la ciudad padece; los cuales la hace inhabitable.
El CEA (Centro de Estudios de la Axarquía) fue una idea de nuestro amigo extinto, aunque joven, Antonio Jiménez González, que le ocupó con entusiasmo muchos meses.
Vi las impactantes imágenes de esos incendios que ya son tristemente un clásico del verano. Las llamas devoraban la sierra arrasando pinares interminables que verdean y hermosean paisajes que me son familiares, mientras los vecinos, horrorizados, miraban con impotencia cómo el fuego se les acercaba.
El Festival de Teatro Clásico de Mérida, echaba el telón este año con una obra de nuestra paisana María Zambrano, y hacia allá nos fuimos, dispuestos a ver y escuchar lo que ya habíamos leído, y que tantas emociones y reflexiones nos había despertado.
Chet Baker, nacido en Yale (Estado de Oklahoma, en 1929), se inició en la música con un trombón que le regaló su padre en la adolescencia, pero que cambió por una trompeta porque éste resultaba demasiado grande para él. Aunque su primer aprendizaje en música la recibió en el instituto, su formación musical fue puramente intuitiva.
Texto. Jordi Sierra i Fabra
Ilustración: Mel Prats
Editorial Anaya
ISBN 978-84-698-9126-1
125 x 190 mm, 120 páginas
9,95 €, (+ 12 años), 2022
En una ocasión, una compañera de trabajo me recogió en su coche para ir juntos a una reunión. Le sugerí que pusiera algo de música para amenizar el trayecto.
Llega el verano con esa luz cegadora e intensa que ilumina todo el día, con ese calor tórrido que abraza la estepa. Busco la arboleda o la brisa marina, pero no encuentro el refugio de la sombra del árbol, ni la brisa llega para refrescarme. Porque el corazón de la naturaleza está herido de muerte, debido a los incendios sufridos de sus bosques. ¡Tengo pavor, porque me siento morir! Así lo expresa nuestra sensibilidad.
Vélez-Málaga es una ciudad afortunada por muchas cosas. Una de ellas, por la cita colosal que Miguel de Cervantes le dedicó en El Quijote, libro culmen de la literatura española, y uno de los del pelotón de cabeza de la literatura mundial de todos los tiempos.
Anochecía en el paseo marítimo de Torre del Mar, agosto mostraba su cara más lúdica con el animado ambiente de paseantes y gente en vacaciones, y una espléndida luna llena iluminaba la noche mirándose coqueta en el espejo del mar.
¡Árboles!/ ¿Habéis sido flechas caídas del azul?/ ¿Qué terribles guerreros os lanzaron?/¿Han sido la estrellas?/ Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros/ de los ojos de Dios/ de la pasión perfecta./ ¡Árboles! Conocerán vuestras raíces toscas/ mi corazón en tierra?
Federico García Lorca
Enmudecieron las voces de los niños cantores de Viena (entre otras). Hace ya algún tiempo, desde Occidente se venden rudimentos de música como quien pregona naranjas en un mercado persa: anodinas, reiterativas, vaciadas de sustancia y virtud.
Texto: R. L. Lafevers
Editorial Bambú
ISBN: 978-84-8343-808-4
312 páginas, (+ 9 años)
11,90 €, 2022.
¡Hace calor, hace calor! Así cantaban Los Rodríguez hace unos años. Me viene esta canción a la cabeza debido a las sucesivas olas de calor que estamos padeciendo y que se han convertido en protagonistas indeseables de tertulias, informativos y conversaciones de barra de bar.