María en la plaza
Sonaban las campanas del convento cuando me acercaba a ella; la Plaza de las Carmelitas estaba animada, la gente disfrutaba de la placidez de la tarde charlando tranquilamente en las mesas de las cafeterías, en los bancos de madera o deambulando entre los magnolios, testigos mudos del ir y venir de la vida veleña.