domingo, 02 de noviembre de 2025 00:00h.
de
Opinión

Ectoplasma de tinta

Oídos sordos. La mirada puesta en ninguna parte. La boca silenciada. Porque está hablando pensamiento. Cuando pensamiento congrega a intuición, imaginación y fantasía, el mundo real se esfuma, parece que no existiera, sólo las imágenes que tan singular asamblea proyecta...
Opinión

La llama de Sofía

¿Habéis observado alguna vez cómo se agrietan esos preciosos lagos helados en primavera? ¿Y cómo esos surcos comienzan siendo pequeñas e indecisas grietas, hasta llegar a convertirse en grandes fisuras que rompen el hielo y deshacen la solidez de sus aguas?

Cultura

Capítulo V: De Madrid al cielo

Parece ser que fue a instancias del poeta y político D. Gaspar Núñez de Arce cuando, nombrado ministro de Ultramar en el gobierno de Sagasta (1882-1883), es llamado Salvador Rueda a trabajar en La Gaceta de Madrid. La inicial simpatía de Núñez de Arce por Rueda irá evolucionando hacia una amistad y una relación paternofilial con buenas dosis de maestrazgo. Núñez de Arce tutelará literariamente a Salvador, le instruirá y abrirá las puertas al mundo literario de la Corte.

Opinión

Baile de hojalata

Me dejaron atrapada. En uno de esos terrizos habilitados para aparcar, asistí a un baile de máquinas sin corazón. Y no, no me refiero a los coches.

Opinión

Delito de vida

Italia, principios de los sesenta, una joven, esposa, madre y poeta, extenuada por el trabajo, la rutina cotidiana y la incomprensión del marido, se fuga de casa. 

Opinión

Concurso de ideas

Un viajero que pasa por Vélez-Málaga en el siglo XIV -el natural de Loja Ibn Al-Jathib- escribió: “...Vélez es muy buena tierra y patria del creyente; su excelencia viene del abundante riego; es mucha su agricultura; sus campos fértiles… pero …los ánimos de sus moradores están divididos por la envidia y la des­confianza… y …su gente es aficionada a la murmuración y a los chismes…”.

Opinión

Corazón de música

Entre los arcos de la­dri­llo del hermoso pa­tio mu­déjar del Mu­seo de Vélez-Málaga, acos­tum­brado a vivir grandes momentos de música, un brillante piano negro esperaba im­paciente.