Capítulo VIII: Free jazz: la libertad total
A medida que pasaban los años la posición de muchos músicos afroamericanos en contra del estado norteamericano y de todo lo que olía a «blanco» se iba radicalizando. Y no quedó fuera de esta corriente el jazz, música de raíces totalmente negras y que había ido perdiendo su identidad al ser tocada y adoptada por el mainstream. Esa búsqueda de los límites del jazz y del alejamiento de todo lo que la música clásica de origen europeo y blanco le iba introduciendo hizo que primero Charles Mingus y luego Ornette Coleman experimentaran con la atonalidad. Fue este último que llegó al extremo y editó un disco llamado Free Jazz, sentando las bases para un nuevo estilo y bautizándolo, ya que este estilo se conoce como Freejazz.
El free jazz rompió todas las convenciones del jazz tradicional en la década de 1960. Con figuras como Ornette Coleman y John Coltrane a la vanguardia, este estilo rechaza las limitaciones de acordes predeterminados y estructuras fijas en favor de una libertad absoluta en la improvisación. El free jazz es desafiante y experimental, empujando los límites de lo que puede ser la música.
A finales de los a los años cincuenta, un muchacho tímido, un negro de Texas, fue acusado por los puristas de la época de asesinar al jazz. Había grabado un par de discos con un sello clásico como Contemporary gracias al espíritu abierto y libre de prejuicios del productor Lester Koening; pero fue en en el sello Atlantic donde Ornette Coleman, iba a romper el formalismo en el que el jazz se encontraba transgrediendo los cotos cerrados y con la sana intención de recuperar para el jazz la libertad de la que siempre disfrutó.
¿Cuál fue la diferencia? Ornette Coleman, agregaba libertad a la libertad ya intrínseca, pero vigilada del jazz, rompió con los moldes armónicos según los cuales debía improvisarse sobre los acordes de base; destrozaba los aspectos melódicos usando sonoridades que hasta ese momento solo podían considerarse como cacofonías (terreno ya experimentado por Charles Mingus en su obra maestra: Pithecantropus Erectus, alteraba la métrica rítmica, base canónica del jazz sin perder el swing (lo cual hasta ese momento parecía un contrasentido), y a veces, dejaba absoluta libertad para que los músicos avanzaran por su cuenta sin más norma que la atención a una suerte de comunidad emocional, aspecto este que llegaría al paroxismo con su disco «Free Jazz» . Era demasiado para servirlo todo en la misma bandeja y las reacciones fueron todavía más airadas que cuando Charlie Parker y Dizzy Gillespie inventaron el bebop.
Cuando Ornette Coleman, publicó el álbum: The Shape of Jazz to Come para Atlantic en 1959, estaba abriendo la veda para lo que se dio en llamar el «freejazz» o jazz libre. Las capas más combativas del pueblo negro hicieron suya la porción que les interesaba de esta música y bajo esa filosofía, la radicalizaron y protagonizaron en la segunda mitad de la década de los sesenta una airada revolución, ya insinuada en el bebop, dispuesta a derribar términos, conceptos y tradiciones que olían a «Tío Tom», imagen del negro servil, y a humillaciones ancestrales y papeles sociales bufos e irrelevantes.
La vertiginosa evolución hacia ese terreno de John Coltrane sería el detonante de este movimiento iconoclasta que traía nuevos dirigentes al mundo del jazz. Los títulos de los discos perdieron toda su inocencia y empezaron a sonar arrogantes, proféticos y hasta algo impacientes. El Jazz volvió a resurgir de sus cenizas. En 1965, John Coltrane grabó uno de sus discos más controvertidos, Ascension, un título que sentenciaba el cambio de dirección de su música hacía algo más abierto y visceral, abrazando la libertad que habían capitaneado músicos como Ornette Coleman o Cecil Taylor. Estos, entre otros, fueron ideólogos y pioneros, pero Coltrane fue el gran catalizador en la escena, el líder que sirvió de luz para gran parte de los jazzistas que darían forma a una música con muchos nombres (free jazz, new thing, avant-garde…) y no menos ramificaciones estilísticas.
Estos son otros discos referentes del free jazz, a través de ellos puedes iniciarte en la escucha de la música de este estilo del jazz tan particular en la historia del jazz.
Cecil Taylor
Pianista y compositor, Cecil Taylor es conocido por su estilo percutivo y su enfoque vanguardista. Sus actuaciones en solitario y con su banda revolucionaron el uso del piano en el jazz. Obra Clave: “Unit Structures” (1966), “Conquistador!” (1966).
Albert Ayler
Saxofonista, Albert Ayler es conocido por su estilo emocionalmente intenso y sus improvisaciones libres. Su música a menudo incorporaba himnos y melodías simples como base para la improvisación. Obra Clave: “Love Cry” (1968).
Sun Ra
Líder de la Arkestra, Sun Ra combinó el free jazz con elementos de la música electrónica, el avant-garde y la mitología afro-futurista. Su enfoque experimental y su carisma en el escenario lo convirtieron en una figura icónica. Obra Clave: “The Magic City” (1965).
Pharoah Sanders
Saxofonista y colaborador frecuente de John Coltrane, Pharoah Sanders es conocido por su estilo espiritual y su capacidad para fusionar el free jazz con otros géneros y tradiciones musicales. Obra Clave: “Karma” (1969).
Archie Shepp
Saxofonista, Archie Shepp es conocido por su activismo político y su enfoque en temas de justicia social en su música. Su estilo combina elementos del free jazz con influencias del blues y el gospel. Obra Clave: “Fire Music” (1965).
El free jazz ha dejado una huella duradera en la música contemporánea. Y aunque no es fácil de digerir al principio, su enfoque en la improvisación y la libertad artística ha influido en numerosos géneros y ha abierto nuevas posibilidades para la experimentación musical. Aunque inicialmente fue recibido con escepticismo y controversia, el free jazz ha sido reconocido como una forma vital de expresión artística que continúa inspirando a músicos de todo el mundo.