jueves, 16 de mayo de 2024 00:00h.

Análisis electoral en Vélez-Málaga

Las elecciones municipales en Vélez-Málaga han deparado unos resultados en los que el PP se alza con la victoria en minoría repitiendo número de escaños (9), GIPMTM y AXSÍ empatan con 6, el PSOE baja hasta los 3 concejales y VOX aparece por primera vez con uno. PP y GIPMTM han formalizado equipo de gobierno. Este es el análisis de Jesús Aranda

Aseguraba el analista de ciencia política Peter F. Drucker, que: “Las elecciones las pierden los gobiernos, no las gana la oposición…”. Viene esto a colación porque parece evidente que, en las pasadas elecciones municipales del 28 de mayo, hubo un voto de castigo al equipo de gobierno veleño, formado por PSOE y GIPMTM, que se ha traducido en que los socialistas liderados por Antonio Moreno hayan tocado fondo, pasando de siete concejales a tan solo tres y que los independentistas torreños no hayan cubierto todas las expectativas electorales que tenían y, a pesar de un cierto incremento de votantes, hayan perdido un concejal.

Los ciudadanos del municipio de Vélez-Málaga le han dado una especie de puntapié electoral al veterano alcalde socialista, que ha renunciado a su acta de concejal y dejará la secretaría general del PSOE, y que, a pesar de la inapelable derrota electoral, ha achacado los resultados a que los ciudadanos no han entendido su modelo de ciudad y “han votado como pueblo y no como ciudad” (???), renunciando a la más mínima autocrítica. Con respecto al Grupo Independiente Pro Municipio de Torre del Mar, no se han confirmado algunos augurios triunfalistas que situaban a Jesús Atencia y los suyos como favoritos y con muchas posibilidades de tratar de tú a tú al Partido Popular para conseguir la codiciada alcaldía veleña. 

Es lógico que socialistas e independentistas aspiraran a mantener o aumentar el número de concejales que les permitiera seguir gobernando, cosa que no se ha producido y ha tenido como resultado un divorcio exprés -siendo imposible formar gobierno en solitario con el PSOE- que ha hecho que, a la vista de unos resultados que ponían en grave riesgo su continuidad en el gobierno municipal, empezaran a ‘tirarle los tejos’ al líder popular para formar parte del nuevo equipo de gobierno.

Tras la debacle del partido socialista y la nueva relación del líder torreño con su tocayo Lupiáñez, creo que conviene analizar las claves del resultado electoral y del acuerdo alcanzado entre el Partido Popular y el GIPMTM que va a condicionar el devenir de nuestro municipio en los próximos cuatro años.

Con la firma de ese pacto de gobierno, que contempla que el PP estará a cargo de las áreas más importantes en la gestión municipal (Hacienda, Urbanismo, Contratación, Infraestructuras, Seguridad, Deportes, Cultura, Limpieza, etc.), además de la Oficina del Centro Histórico, Emvipsa y todas las tenencias de alcaldía, excepto las tres más orientales (Caleta de Vélez, Mezquitilla y Lagos), Lupiáñez no ha tenido problema en romper las expectativas de muchos votantes que confiaban en que el cambio demandado en su campaña significara también apartarse del GIPMTM, que ha bajado sus demandas para conseguir cerrar dicho pacto. Así, el Partido Popular, que abogaba en sus carteles de campaña que “el cambio es ahora”, parece que eso no lo vaya a cumplir, al menos en su totalidad, pues seguirá contando con el grupo torreño, que ha sido corresponsable de las políticas ejecutadas en la legislatura que ahora termina.

Jesús Lupiáñez ha optado por no pactar con los andalucistas, los otros grandes triunfadores de estas elecciones. José Pino, líder de Andalucía por Sí, tras un intenso trabajo de acercamiento a los vecinos y de crítica de las actuaciones del equipo de gobierno durante toda la pasada legislatura, ha conseguido un gran apoyo popular con el sorprendente resultado de seis concejales, con casi ocho mil votos. De hecho, ha sido el concejal de la oposición que con más denuedo se propuso conocer las demandas y exigencias vecinales y ha conseguido movilizar a votantes de otros partidos, que le han dado su apoyo como agradecimiento a la ingente labor desarrollada durante los últimos cuatro años. 

Por su parte, el GIPMTM argumenta que, con 823 votos más, ha roto de nuevo su techo electoral, y que lo han hecho frenando una ola del Partido Popular que, en Vélez-Málaga, no ha conseguido la mayoría absoluta como el resto de poblaciones del litoral malagueño, salvo Mijas.

Pero el pacto que se ha acabado firmando ha ocurrido por diversos motivos. Primero porque, al contrario que su antecesor, Francisco Delgado Bonilla, Jesús Lupiáñez  no se cerró nunca a un posible pacto con el grupo torreño y ha seguido al pie de la letra las indicaciones hechas desde la dirección provincial de su partido, que, además, era más partidaria de pactar con el GIPMTM, con la idea de que es mejor tenerlo como aliado que como rival.

Por otro lado, aunque se haya desdicho en parte de su promesa de cambio, resulta evidente que, con la poca presión ejercida por el GIPMTM en el reparto de delegaciones y la paz garantizada en ese importante núcleo del municipio, el Partido Popular conseguiría la estabilidad necesaria y, pensando en el futuro, no alimentaría el posible aumento del apoyo ciudadano a José Pino y su grupo si estos participaran de las labores de gobierno, cosa que, por otro lado, puede también ocurrir con los andalucistas ejerciendo una fuerte oposición si el nuevo equipo de gobierno no cumple con lo prometido de “poner a Vélez-Málaga donde se merece y llevar a cabo un trabajo integrador y vertebrador para todo el municipio”, y no tiene en consideración las propuestas que los andalucistas puedan hacer. 

Los líderes firmantes del pacto de gobierno se han venido arriba calificando de “histórico” el acuerdo, y han dicho que persiguen con él “transformar Vélez-Málaga durante los próximos cuatro años” (¿les suena?). Pero a pesar de que, efectivamente, son las dos formaciones políticas más votadas en el municipio y más valoradas en los núcleos principales, Vélez-Málaga y Torre del Mar, más bien parece una conjugación, en parte lógica, de intereses y una apuesta por la comodidad y la rentabilidad política, en estos tiempos de matrimonios de conveniencia y de “donde dije digo, digo Diego”. El tiempo dirá si la decisión ha sido la correcta. 

Resulta paradójico, en cualquier caso, que uno de los grandes triunfadores de estas elecciones, Andalucía por Sí, con José Pino al frente, que parecía merecedor de estar en el gobierno por la labor de oposición y enfrentamiento al anterior equipo que, como dijimos al principio, es el que ha perdido las elecciones, (aunque con evidente mayor responsabilidad de los socialistas, por ostentar la alcaldía), seguirá estando en la oposición. Los andalucistas han denunciado que había un compromiso verbal con el PP que estos no han respetado y que su predisposición para el acuerdo era total, pero que Lupiáñez ha tomado la decisión de no contar con ellos, justificándola, además con la, según él, coincidencia de propuestas de su programa electoral con el del Grupo Independiente, a pesar de cierta resistencia de parte del electorado popular, que no lo querrían en el gobierno por su dedicación desmesurada a Torre del Mar.

En cualquier caso, sigue estando pendiente en todas las campañas electorales que los partidos políticos aclaren su postura ante los posibles pactos y acuerdos  postelectorales, se tenga mayoría absoluta o no. Así los electores sabrían a qué atenerse a la hora de votar. 

En fin, deseamos que, como se ha comprometido el nuevo alcalde, se pongan las bases adecuadas para que todo el municipio avance de forma conjunta y se pongan en marcha, de inmediato, medidas para aliviar la carga económica de familias y empresas, así como para iniciar los trámites para la construcción de aparcamientos y viviendas. Y que se respete y tenga en cuenta también el trabajo de la oposición, que para eso está. Ahora lo que toca es que el nuevo gobierno aprenda de los errores del pasado, sobre todo en los aspectos de participación ciudadana y de cercanía y atención a los ciudadanos de todo el municipio; la improrrogable rehabilitación del centro histórico y del patrimonio cultural; la reestructuración de la concejalía de urbanismo, que sigue siendo un muro burocrático y poco eficiente; la atención a todos los núcleos del municipio y el desarrollo de una política cultural de afianzamiento de nuestro acervo cultural, pero también de progreso y modernidad con propuestas de mayor calado cultural que el (carísimo) vuelo contaminante de unos aviones, conciertos (también caros) de ‘cantantes’ de reguetón y raciones extra e innecesarias de circo.

Que no olviden los políticos (y tengan presente siempre los ciudadanos) que el dinero que gestiona el ayuntamiento es el dinero de todos y que no debe servir para las veleidades políticas de unos y los caprichos megalómanos de otros. No. Su gestión debe ser transparente, lo más consensuada posible y que responda a actitudes de servicio (ya sea social, urbanístico, medioambiental, cultural, empresarial, etc.) a la ciudadanía. Por ello, ante este nuevo tiempo que se aproxima, esperemos que quienes tienen la responsabilidad política de dirigirlo no olviden para qué están ahí.