Pirómanos políticos

He contemplado horrorizado durante el pasado mes de agosto la destrucción de España de la mano de incendiarios físicos y políticos pagados...

También he contemplado como las Autonomías han devenido en su mayoría como naciones independentistas, ya que son oficinas de colocación de cientos de miles de inútiles e incompetentes que “no valen ni para hacer una “o” con un canuto”. Hace unos días escuché, sorprendido e indignado, que esas Autonomías ya tienen un millón ochocientos mil empleados públicos, con lo que se deduce que el empleo sólo aumenta en el sector público. Somos una nación de parásitos, y así nos va... Se cumple el viejo refrán de que hay dos clases de españoles, los que son funcionarios, y los que quieren ser funcionarios. Yo hablo de empleados públicos, pues muchos son laborales, otros interinos, eventuales, altos cargos, de confianza, en fin, hay de todo. El drama de la destrucción de España, que va camino de convertirse en un desierto, creo que tiene dos actores principales : 1) Unas Autonomías totalmente politizadas, llenas de inútiles, incompetentes..., es decir, personas que no saben dónde tienen las manos, que no salen de sus despachos, y que sólo se preocupan de disfrutar del aire acondicionado en verano, de la calefacción en invierno, y siempre colgados del teléfono simulando hacer algo útil para los que les pagamos el sueldo, cuando sólo son inútiles e incompetentes que se morirían de hambre en el sector privado o estarían en el paro. 2) Un Gobierno central del régimen sanchista que es traidor y que ha negado las ayudas a las Autonomías en llamas pasando de todo, e incluyo al Presidente del Gobierno, que cada día tiene más aspecto de demente, a la pija Vicepresidenta tercera, a la pájara Ministra de Defensa y al falsario Ministro del Interior, que son de lo peor del Gobierno siendo todos malos. Y no alcanzo a entender, salvo con la existencia de pactos bajo la mesa, que el PP haya llamado a declarar ante el Senado a los tres ministros citados, pero no a Pedro Sánchez, que es el principal culpable, pues él da las órdenes de no hacer nada.