Pedro Sánchez y las obras de Dostoievski

Hay escritores para releer. Los lees de joven y de mayor, y los repasas con devoción. Fiódor Dostoievski es uno de esos autores imprescindibles : tanto he disfrutado con él, y de él, que utilizarlo en una columna «política» me parece banal. Pese a todo, lo intentaré. A este autor ruso la culpa lo obsesionaba, y de la culpa su trascendencia, y de ahí parten tres de sus novelas más importantes. Dos son el espejo de la mejor literatura que se ha escrito a lo largo del tiempo : “Los hermanos Karamazov” “Crimen y castigo”. En la primera, la duda y la razón se entremezclan con la culpa, y los personajes, tres hermanos, no son capaces de desembarazarse de la culpa. Todo lo condiciona un asesinato y en torno a él... Sí, la culpa es el tema, y esa culpa nadie la asume. En “Crimen y castigo” sí existe la aceptación de la culpa, y si usted, amigo lector, no ha leído esta obra le sugiero que lo haga, y más en estos tiempos convulsos. La culpa es el asunto desde los inicios de la humanidad que perturba a los seres humanos. Sin embargo, hay quien carece de esta herida, es decir, la culpa nunca va con ellos. Y me explico : cuando veo las comparecencias de Pedro Sánchez, me hacen pensar en Dostoievski, porque esas comparecencias son propias de un personaje novelesco, no del hombre que representa una de las más altas magistraturas del Estado. ¡Ninguna culpa es asumida, nunca, por él! Y no porque desde que llegó a la Presidencia España sea un cúmulo de turbulencias. Para que se me entienda : él no tuvo culpa alguna en la erupción del volcán de La Palma, pero sigue sin cumplir sus promesas con los afectados. Tampoco tuvo culpa con aquel Covid-19, sin embargo nos mintió con su comité de expertos, informes inexistentes y cifras de fallecidos que aún desconocemos. Ni mucho menos tuvo responsabilidad con la Dana en Valencia, aunque dijo aquello de «si quieren ayuda, que la pidan» y se lavó las manos. Por supuesto que tampoco lo culpo de que la luz se fuera durante muchas horas el 28 de abril como en los países tercermundistas. Sintetizando : Sánchez nunca es responsable de nada... Sería un personaje a la altura de Dostoievski.