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Opinión

La ermita del Patrón

(Publicado en Sur el 9 de marzo de1982)

Desde que el ataque atroz de la in­cultura, casada como otras ve­ces con la fría especulación, hi­ciera, hace apenas un mes, ro­dar por los suelos y saltar por los aires las nobles piedras del edificio carmelitano veleño, Vélez-Málaga vive un luctuoso trance de dolor, luto, lamentos y confusión. ‘El Carmen’ ha muer­to, y algo de todos los ve­le­ños ha muerto también. ‘San Jo­sé de la Soledad’ era un sím­bo­lo. Se destrozó la Puerta Real -úni­ca de las cuatro de la ciu­dad medieval que per­ma­necía en pie- y se le llamó “error que no se repetiría”. Se des­tro­zó el patio de armas de la For­ta­le­za veleña -doce siglos de his­toria do­lorida- y se le llamó “qué le va­mos a hacer”. Ha caí­do sin dig­nidad el Convento del Car­men -corazón urbano de la ciu­dad nueva- y se le ha lla­mado “si­lencio administrativo”, “con­senso de cuatro de los cin­co partidos” en el actual ayun­ta­miento, “intervención qui­­­rúr­gica necesaria”, etc., etc. ¡Qué facilidad tenemos en este Vélez de nuestros amores para ponerles nombres a las ignominias!