viernes, 26 de abril de 2024 00:02h.

Llega el verano

Columna de José Marcelo

“Llega el verano vestido de luz, radiante. Con deseo erótico de comerse las frutas maduras. Cargados de sueños... De los que no quiero despertar.  Ahora, soy yo, el hombre, soy yo, la mujer. Somos hijos del agua, de la tierra, de la luz”.

Con estas palabras expresa el poeta la llegada del verano. Es la estación de la vida, donde la naturaleza está en la plenitud de su vitalidad. Con la fortaleza para afrontar todas adversidades, e incluso, las tormentas de verano que  se les presenten. Esa confianza en sí mismo es la mejor herramienta para hacer realidad todos los sueños.

Este verano ha llegado con la esperanza de vencer con la vacuna al covid-19, pero sólo a esta orilla del océano. Porque en la otra orilla, en Sudáfrica y en la India, el peligro de la pandemía continúa. Comenté en mi artículo Me duele lo humano, que este tema exigía un artículo aparte. Que el rostro del covid-19 es como el ser mitológico de la Hidra, la serpiente con múltiples cabezas, que al cortarlas se reproducían, exhalando aliento venenoso. Por ello, hay que eliminar al covid-19 esté donde esté, y combatir sus múltiples rostros.  La situación nos exige ser Hércules, que con la fuerza de la voluntad, también  con el coraje solidario, venzamos a la Hidra, como monstruo que se nos ha presentado.

Esta reflexión no implica caer en el pesimismo, al contrario, debemos tener siempre presente ese dicho popular de nuestro refranero, que dice: “No hay mal que por bien no venga”. Por lo tanto, hay que cargarse de optimismo y, ante las contrariedades de la vida, crecernos,  obteniendo resultados favorables. En este caso de la pandemia, aprender de ella, sin olvidar cómo la hemos combatido y la estamos combatiendo.  Nos pide cambios como: apostar por la salud, proteger mejor los recursos naturales, cuidar el mar, los océanos, los bosques y las ciudades. Si para ello debemos ser menos egoístas, y nos pide  desprendernos de algunas comodidades, las cuales sólo resaltan nuestra vanidad, ¡Hagámoslo! Vaciemos las grandes ciudades de contaminación. Que son cambios para conseguir un mundo más sano y más habitable   

El verano  llega  pletórico con ganas de ofrecer el abrazo cálido. Con deseo de compartir con la familia y con los amigos los viajes, los espetos de sardinas y los baños en el mar... Vivir ese tiempo de despreocupación que tanto bien nos hace para la salud. De reír, de estrechar los abrazos sanadores que tanto hemos esperado. Que el verano  es el canto de la cigarra en el campo y la recolección de la vid. Que las tardes de verano, son tardes de conversación con el vecino. Que las noches de verano son de sueños..., de amor y de romance de los enamorados, quienes miran las luciérnagas y el cielo estrellado. Pero, dediquemos una sonrisa de agradecimiento para aquellas personas que trabajan en verano. Que con su trabajo  bien hecho, colaboran para que nuestro descanso sea más grato y feliz. Pero vivamos este tiempo con la prudencia, aco­­­­­giéndonos aún a los consejos de la Organización Mundial de la Salud.  

Para finalizar, me quedo con  una cita del escritor estadounidense de comedia Rober Orben, que está relacionada con este tiempo de descanso: “Las vacaciones son no tener nada que hacer, tener todo el tiempo para hacerlo”.  ¡Vivámoslo con corazón y con creatividad!