sábado, 27 de abril de 2024 00:00h.

Sueños cumplidos

El pasado 23 de febrero se inauguró en el CAC (Centro de Arte Contemporáneo) de Vélez-Málaga, una magna exposición pictórica de nuestro más universal mago de los pínceles, Evaristo Guerra.

La muestra, bajo el título de Sueños Cumplidos, recoge la trayectoria, durante 69 años del ilustre veleño, ocupando todo el CAC, y que será hasta el 4 de junio, fecha en que será desmontada.

Evaristo, hijo predilecto de Vélez-Málaga, ha sido un ejemplo de amor al arte y a su tierra, desde su más tierna infancia hasta la actualidad. Con 19 años se marchó a Madrid buscando la formación artística que apenas había iniciado en su ciudad, siendo adolescente, con el acuarelista granadino Juan Morcillo, que lo introdujo en los rudimentos pictórico, lo que le permitió, en 1961, llevar a cabo su primera exposición individual en la mítica sala de exposiciones de la Caja de Ahorros Provincial de Málaga.
Desde que en 1972 obtiene el Premio Nacional de Pintura, para artistas jóvenes, de la II Bienal de la revista Blanco y Negro, que le abre muchas puertas, hasta su regreso definitivo a Vélez-Málaga, tras una dilatada carrera de éxitos, median viajes constantes a su Vélez del alma, donde en su etapa final pinta la ‘Ermita Transparente’, en el Cerro de los Remedios, y colabora con el ayuntamiento veleño, las cofradías, el CEP (Centro de Profesorado), e incontables asociaciones, centros educativos, etc., etc., gozando de la admiración, respeto y cariño de sus conciudadanos y vecinos.

La evolución de su arte, desde el año uno al año 69, ha sido siempre en la línea de la originalidad, progresando ininterrumpidamente en un proceso de crecimiento creativo que le ha dado a sus cuadros un sello inconfundible, diferencial y mágico, presente también en sus murales, cuyo punto álgido es alcanzado con el titulado ‘Homenaje a la luz de Andalucía’.

De él han dicho hermosuras Camilo José Cela, Antonio Gala, Juan Antonio Vallejo-Nájera, Rafael Guillén, Alejo García, Antonio Garrido Moraga…, y un largo etc.

Y es que la pintura de Evaristo tiene alma. Y pintar es fotografiar con el alma, no con un dispositivo. Pintar, para Evaristo, es soñar con el alma, no con los ojos del cuerpo. Ante sus cuadros el color cercano se nos aleja, los colores distantes se nos acercan, la magia cromática nos inunda, las épocas se reencuentran, los espacios se funden, las almas se hermanan…

Esta exposición, Sueños Cumplidos. Evaristo Guerra, 69 años con el Arte, es una explosión plástica que no deja indiferente al visitante, porque el color, las figuraciones, el paisaje, las hojas, los árboles… tienen alma. Y todo lo que tiene alma no nos deja indiferente a los humanos. Sobre todo a los humanos sensibles.

Evaristo ha sido un trabajador del arte, un inventor de futuro, un mediador de lo inexplicable, un cantor de las esencias… Para ello, su pintura se ha convertido, a través de más de medio siglo, en la llave de sus mañanas y en el cerrojo de sus noches, en sus sueños y en sus penas, en su pan y en el vino de su vida… 

Y estamos ante un anticipo del reencuentro definitivo de Vélez-Málaga con Evaristo, cada vez más próximo, que se producirá cuando su Casa-Museo emerja en la Plaza de la Piedad, en el corazón de nuestra ciudad milenaria.

Para quienes no hayan visto aún la exposición, recordarles que se clausura el 4 de junio.