Detenidas 193 ‘mulas’ bancarias por colaborar en el blanqueo de ganancias obtenidas por una red criminal asentada en Málaga
Localizadas 930 cuentas financieras asociadas a los investigados y puestas al servicio de una organización que blanqueaba las ganancias procedentes del narcotráfico, la comercialización fraudulenta de óxido nitroso y las estafas telemáticas
La Policía Nacional, en una operación contra las ‘mulas’ financieras, ha detenido a 193 personas por supuestamente abrir cuentas bancarias a su nombre y ponerlas al servicio de una organización criminal asentada en la provincia de Málaga, a cambio de una comisión. El fin de la trama no era otro que blanquear las ganancias de actividades vinculadas con el narcotráfico, la comercialización fraudulenta de óxido nitroso y las estafas telemáticas.
Agentes adscritos a la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal -UDEF- de la Comisaría Provincial de Málaga han sumado casi 200 personas detenidas, en un periodo de dos años, que servían como ‘mulas’ del dinero a una amplia red multidelictiva, localizándose 930 cuentas bancarias asociadas a los investigados -y colocadas al servicio de la trama-.
Hay que remontarse un año atrás cuando se explotaba la operación “Halo-Colbe-Naria”, llevada a cabo conjuntamente por UDYCO-Málaga, la Policía Judicial de la Comisaría de Antequera y la UDEF, en la que se desarticulaba una red asentada en la provincia de Málaga que había creado un complejo entramado bancario con el propósito de introducir, en el sistema financiero legal, el dinero ilícito proveniente de tres líneas de negocio fraudulento: las estafas telemáticas, el tráfico de drogas - marihuana- y la comercialización de óxido nitroso -también conocido como gas de la risa-.
La dimensión del conglomerado financiero sacó a la luz la participación, en una primera fase, de más de medio centenar de ‘mulas’ bancarias y la apertura de 260 cuentas fraudulentas en entidades financieras, otras 210 en casas de apuestas online, y la circulación de más de 2,5 millones de euros entre las citadas cuentas. La operación se saldaba, inicialmente, con 43 detenidos, incluidos los cabecillas de la organización; la intervención de 112 kilos de marihuana; y la interceptación de 4.792 botellas de óxido nitroso.
Lavado de dinero a través de apuestas online
La evolución de la investigación ha permitido continuar destapando un amplio elenco de ‘mulas’ bancarias hasta llegar a casi 200 personas implicadas en este papel concreto dentro de la organización, constatándose cómo el dinero ilícito procedente de las actividades delictivas era introducido en cuentas de estos colaboradores. En la práctica, los fondos se movían de una cuenta a otra de las ‘mulas’, en cortos periodos de tiempo, y se enviaban, además, a casas de apuestas online mediante operativas de blanqueo de capitales.
Así, el dinero se “jugaba” simulando apuestas legítimas a nombre de las ‘mulas’ y el saldo limpio –ganancias- se retiraba a la cuenta de otra ‘mula’, dificultando esta operativa la trazabilidad del dinero, ya que se establecía una cadena de cuentas y personas interpuestas. Por su parte, los precursores de la trama siempre permanecían en la sombra.
Sumando los resultados de esta otra fase, los investigadores estiman en más de nueve millones de euros el flujo de dinero que movía el entramado, con epicentro de sus operaciones en las plataformas de juego. Además, se detuvieron a otras siete personas como supuestos captadores, reclutando a personas en ambientes marginales para la apertura de cuentas a cambio de comisiones modestas.
Desconfía si alguien te propone recibir transferencias y reenviarlas
La actuación de las ‘mulas’ encaja dentro del tipo delictivo del blanqueo de capitales, que exige la realización de actos que encubren u oculten el origen ilícito del dinero, en este caso desde la posición de colaborador necesario. La Policía Nacional recuerda que ceder una cuenta, ya sea de criptomonedas, bancaria o en casa de apuestas, a terceras personas puede acarrear graves consecuencias si se confirma el fin delictivo. Por ello, se aconseja desconfiar -y nunca aceptar- si alguien nos propone recibir transferencias y reenviarlas; o abrir una cuenta bancaria, de criptomonedas o de juego, para ceder su uso a terceros, después de compartir documentación personal y contraseñas.