Primera perla: Apertura de mente
El profesor, historiador y escritor Francisco Montoro inicia una serie de reflexiones sobre los acontecimientos de la vida que a todos nos atañen. Un espacio para meditar y cultivarse con estas perlas selectas

“Los libros, las mentes y los paraguas, solo sirven si se abren”.
La apertura de mente es una virtud que nos invita a explorar el mundo sin prejuicios, permitiéndonos aprender, crecer y entender a los demás desde una perspectiva más profunda. En un mundo tan diverso y cambiante, tener una mentalidad abierta no es solo una cualidad deseable, sino una necesidad para navegar las complejidades de la vida moderna.
Tener una mente abierta no significa renunciar a nuestras creencias o aceptar todo lo que escuchamos; más bien, implica estar dispuestos a cuestionar nuestras ideas, considerar nuevas perspectivas y aprender de experiencias ajenas. Es un ejercicio constante de humildad intelectual que nos recuerda que no poseemos todas las respuestas. De hecho, esta disposición a aprender enriquece nuestra forma de pensar, fortalece nuestras relaciones y nos hace más empáticos con los demás.
Sin embargo, practicar la apertura de mente puede ser un desafío, ya que a menudo nos aferramos a lo conocido por comodidad o miedo al cambio. Enfrentarnos a ideas que contradicen nuestras creencias puede generar incomodidad, pero es precisamente en esos momentos donde se da el verdadero crecimiento. Una mente abierta no elimina las diferencias, pero sí las aborda desde el respeto, reconociendo que cada experiencia aporta algo valioso.
En última instancia, la apertura de mente nos permite descubrir que el mundo es mucho más vasto y complejo de lo que imaginamos. Nos enseña que, al aceptar lo desconocido y escuchar a quienes son diferentes a nosotros, no solo entendemos mejor a los demás, sino que también nos conocemos mejor a nosotros mismos. Es, sin duda, una puerta hacia la sabiduría y la conexión humana.