sábado, 27 de abril de 2024 00:00h.

Ser mujer

A la mujer, por ser mujer. 
A todas las madres, por poseer la creación.

El comienzo del feminismo occidental europeo surge en el siglo XIX, nace como ideario de que la mujer tenía que ir al mismo nivel sociopolítico que el hombre. Logro que, en los albores del siglo XX, reconocía el sociólogo y filósofo alemán Herber Marcuse: “La liberación  de la mujer supone el movimiento más radical de la actualidad”.  
 

El comienzo del feminismo occidental europeo surge en el siglo XIX, nace como ideario de que la mujer tenía que ir al mismo nivel sociopolítico que el hombre. Logro que, en los albores del siglo XX, reconocía el sociólogo y filósofo alemán Herber Marcuse: “La liberación  de la mujer supone el movimiento más radical de la actualidad”.  

Estamos metidos en la segunda década del siglo XXI, el feminismo ha adquirido el reconocimiento de ser un movimiento social de liberación de la mujer, pero también como modelo de valores a seguir  para el sostenimiento de la sociedad democrática. Porque, como afirman Marx y Engels: “La igualdad política y social entre los sexos es una condición necesaria para la plena emancipación de la sociedad”. Hay que ir hacia un modelo de sociedad que sea integradora de los géneros, en la cual la carga de protagonismo debe ser compartida entre la mujer y el hombre. 

Hay otras realidades que ralentizan el avance global del feminismo como es el modelo de sociedad teocrática, donde la moral religiosa se hace ley y relega a la mujer a un segundo plano. También está el miedo al cambio de actitudes y de comportamientos, los cuales están arraigados en nuestra genética histórica, siendo  una de las causas principales que genera la violencia de género. Por otra parte, se mantiene la hipocresía ante actuaciones sociales de falta dignidad,  como la explotación del sexo y de la imagen;  no se hace nada por cambiarla.

Es hora de tener presente  los valores que la mujer ha aportado y aporta a la sociedad; para ello, os aconsejo que os acerquéis al libro de María Zambrano: La aventura de ser mujer, edición e introducción del filósofo Juan Fernando Ortega, en el que se expone la visión feminista de la pensadora. En él, nos dice: “La mujer es la mediadora entre el reino de los valores y la modesta realidad social (…) La mujer es el factor fundamental en ese lento trabajo de creación de un alma colectiva. La que nos ha unido con el pasado, con el suelo, con las costumbres y aspiraciones del grupo humano, y que poco a poco definen -los valores- es­pe­cíficos del grupo-.

María Zam­brano nos expone que la mujer es madre, pero también educadora y transformadora de  la sociedad, porque el sentido de maternidad es un elemento substancial de la mujer. La maternidad no es en la mujer una simple tarea fisiológica, sino que se alarga en la educación. Toda mujer es por esencia educadora. Su ideal feminista está más allá de la emancipación económica, que no es sino un paso tristemente necesario. El proyecto feminista zambraniano no consiste en superar a los hombres, sino en alcanzar la comunidad de ideales, -integración espiritual de sus vidas-.
En esa tarea educativa y de maternidad, el hombre, como padre, debe estar presente y asumir su responsabilidad en la crianza de sus hijos; reconociendo que la mujer posee la capacidad de creación como nos dice el poeta: “Yo busco las entrañas donde me dieron el ser./ Yo busco ese vientre fecundo de mujer que posee la creación. /La hago mía. Soy su hijo amado. Ella es la madre…/ La madre que pare la existencia de la vida /desde los tiempos inmemorables. /Ella es la humanidad que se hace vida para siempre”.