sábado, 27 de abril de 2024 00:00h.

El péndulo: poder o verdad

El historiador israelí Yuval Noah Harari en su libro 21 Lecciones para el siglo XXI, realiza un análisis antropológico del comportamiento humano, un estudio por­menorizado sobre aspectos sociales, económicos, políticos y religiosos.

Es una lectura que nos ayuda a comprender la sociedad actual y su proyección futura, invitándonos a reflexionar sobre ella y nuestros actos. Yuval Noal Harari  expresa en Ignorancia, sabes menos de lo que crees, que el pensamiento liberal ha desarrollado una confianza inmensa en el individuo racional. Con ejemplos como que la democracia se fundamenta en la idea de que el votante es quien más sabe, o que en el capitalismo de mercado libre el cliente siempre tiene la razón. Pero, argumenta que, en realidad, esa confianza  en el individuo, o en la racionalidad no se da, ni se lleva a cabo. Porque las decisiones humanas se basan en reacciones emocionales. La mayor parte de nuestros actos están modelados por el pensamiento grupal, y no por la racionalidad individual; manteniéndonos firmes a ese ideario por lealtad al grupo. El poder se dedica a cambiar la realidad en lugar de verla como es. Deforma la verdad, ejerciendo el conformismo y la ignorancia. Por lo que tanto la racionalidad como la individualidad se anulan, y es un mito alcanzarlas. 

En Posverdad, algunas noticias falsas duran para siempre habla de que “en la actualidad existe una espantosa y nueva era de posverdad, rodeados de mentiras y ficciones creadas”. En este capítulo evidencia que el poder se sustenta en crear ficciones y hacernos creer en ellas. Porque mientras todos creamos en las mismas ficciones, todos obedeceremos las mismas leyes. Ejemplo de ello han sido las mitologías nacionales y los movimientos ideológicos como el comunismo, el fascismo, o el liberalismo, que esbozaron complicados credos para reforzarse a sí mismos, creando gobiernos dictatoriales.

El peligro reside en la capacidad de manipulación, utilizando la mentira para influir en el pensamiento o en las creencias de los demás, con el objetivo de obtener rentabilidad o beneficio propio. Joseph Goebbels, maestro de la propaganda nazi, explicó su método al afirmar que “una mentira contada una vez sigue siendo una mentira, pero contada mil veces se convierte en una verdad”. Esta es un arma de disuasión que atenta a la convivencia democrática; anulando la racionalidad y la individualidad del ciudadano, influyendo con la mentira en su opinión, y en su voto.

A lo largo de la historia, los eruditos se han enfrentados reiteradamente a este dilema: ¿estar al servicio del poder o de la verdad? ¿Debería ser su objetivo unir a la gente asegurándose de que todo el mundo crea en la misma historia falsa,  o deberían dejar que la gente sepa la verdad incluso al precio de la desunión? Los estamentos más poderosos de la erudición – ya sean religiosos o ideólogos políticos− situaron la unidad por encima de la verdad. Y eso explica que sean tan poderosos. Tristemente, los humanos prefieren el poder a la verdad.