El cólera en Vélez
Tras el verano de 1833, muere en Madrid el monarca Fernando VII. Se inicia en todo el país un periodo de inestabilidad política de tremendas dimensiones.
Tras el verano de 1833, muere en Madrid el monarca Fernando VII. Se inicia en todo el país un periodo de inestabilidad política de tremendas dimensiones.
El CEA (Centro de Estudios de la Axarquía) fue una idea de nuestro amigo extinto, aunque joven, Antonio Jiménez González, que le ocupó con entusiasmo muchos meses.
Vélez-Málaga es una ciudad afortunada por muchas cosas. Una de ellas, por la cita colosal que Miguel de Cervantes le dedicó en El Quijote, libro culmen de la literatura española, y uno de los del pelotón de cabeza de la literatura mundial de todos los tiempos.
Un dicho popular nos recuerda a los andaluces que “más asusta el aparato que rodea a la muerte, que la muerte misma”.
Este axárquico, afincado en Almayate, que ha alcanzado las máximas cotas en el difícil mundo de la escultura andaluza, nació en la Cortijada de Los Rubios en el verano de 1933. Tiene ahora, por tanto, 89 años y, a no dudar, se encuentra en la etapa de la vida de un artista con una gran potencialidad creativa, con la madurez perfecta para la fertilidad artística, y en una posición inmejorable de reconocimiento general.
A mediados del siglo IV de nuestra era hubo un gran terremoto en gran parte de Europa que afectó grandemente a la Axarquía, y que, según una leyenda, fue causa del origen de Vélez-Málaga.
Nació en primavera, en Periana, allá por los años cincuenta. Se llamaba Luis Santiago Amador, pero todo el mundo le conocía por Gitanillo de Vélez. Cantaor de los grandes, artista de los grandes y un veleño de los grandes.