Anoche, esperando el autobús, se acercó una mujer y se sentó a mi lado. Comenzó a hablar algo tímida, pero al comprobar que no la rehuía siguió relatándome y preguntándome algo que, en un primer momento, no entendí bien, pero la escuché.
Sé a ciencia cierta que desde Vox se considera la corrupción y los privilegios de unos pocos como inaceptables, ya que atentan contra la ciudadanía.
Me dejaron atrapada. En uno de esos terrizos habilitados para aparcar, asistí a un baile de máquinas sin corazón. Y no, no me refiero a los coches.
Esta tarde, en el calor de la tarde, en el sudor de la tarde, nos dejamos mecer por la voz de Billie Holiday.
Lo que caracteriza las obras de Antonio Hidalgo Serralvo, como poeta de la luz, es la magia con la que envuelve su manifestación artística.
Cada tiempo tiene su estrategia, y cada poder público tiene su fábula sobre “el presente atascado en un futuro siempre limitado”.
Texto: Virginie Aladjidi y Caroline Pellisier
Ilustración: Emmanuelle Tchoukriel
Editorial Kalandraka
ISBN: 978-84-16721-61-0
260 x 330 mm, 104 páginas
23 €, Tapa dura,
(+ 6 años) 2022.
Tras todas las décadas de Gobierno del PSOE en Andalucía, se llega a confundir intencionadamente y de manera muy evidente el lastre que supusieron.
Un científico tiene una gran idea para que su hijo de 7 años se distraiga y deje de distraerle. Coge una revista que tiene sobre su mesa, y arrancando una de sus páginas en las que se representa el mapa del mundo, la corta en pedacitos desiguales y se los da al chiquillo para que lo recomponga.
Deleteando, del verbo deletear, sí; no lo confundo ni con deletrear, ni con deleitar. Deletear es una de esas cosas que hacemos a menudo, inconscientemente a veces y con intención en otras ocasiones.
Solemos hablar a la orilla de ese mar sereno que baña nuestros veranos desde hace ya mucho tiempo. Es un amigo amable, simpático, vital y buen conversador.
En ocasiones me pierdo. No sé cómo funciona este mundo. No del todo.
Leyendo sobre la Teoría del Estado me quedo con la siguiente cita : “De los funcionarios que acceden al Gobierno en virtud de las elecciones no podemos hacernos responsables de sus actos. Ningún ciudadano que se sienta perjudicado en su persona o en sus propiedades por decisiones del Congreso puede acercarse a los electores concretos y exigirles responsabilidades por los actos de sus representantes”
Tengo un amigo con el que, en nuestras conversaciones sobre lo humano y lo divino, pretendemos arreglar el mundo.
Vivimos en un tiempo en que las escuelas y las universidades se proyectan cada vez más hacia el mercado, hacia el culto a la velocidad, y dispuestas a sacrificar los saberes humanísticos que no producen dinero.
A mis soledades voy, de mis soledades vengo y por el camino me entretengo, (esto último no lo escribió Lope de Vega, lo del entretenimiento es cosa mía, verídica, por cierto).
Un solo fotograma, un relámpago, un flash en el más recóndito rincón de la memoria, tal vez un imperceptible Big Bang del que surge el ser.