Muchos recordarán una canción compuesta por Julio Iglesias, con la que ganó en 1968 el Festival Internacional de la Canción de Benidorm: “La vida sigue igual”. Decía: “Siempre hay por qué vivir, por qué luchar. Al final las obras quedan, las gentes se van, otros que vienen las continuarán. La vida sigue igual”.
Leo escritos, artículos y cartas siempre con el tema del mal estado de la sanidad pública en todo nuestro territorio nacional, un tema que siempre ha estado sobre la mesa, pero que en los últimos tiempos se ha agravado.
El Diluvio Universal es un supuesto acontecimiento que se produjo en la oscuridad de los tiempos, relatado con coincidencias en diversas culturas, y que aparece en la Biblia, en el primero de sus libros, El Génesis, para más detalle.
Subíamos la cuesta, tantas veces recordada, que nos llevaba al corazón del pequeño pueblo del Valle del Tiétar que celebra, como muchos otros, sus fiestas en agosto. San Bartolomé es su venerado patrón, al que los casavejanos llaman cariñosamente San Bartolo.
Seguro que habrá quienes, en algún momento de sus vidas, hayan fantaseado con la invisibilidad. Una ilusión, un juego mental que suele aparejar dos variantes en las que compiten el héroe y el villano.
Durante una tertulia que suelo hacer con amigos de distinto pelaje e ideario político sobre el devenir de nuestra tierra y su gobernanza, comentaban algunos que en los medios de comunicación locales (sobre todo en televisión, desde la desaparición de Velevisa, Electrovídeo y otras) apenas hay debates entre los políticos municipales y diversos colectivos sociales, culturales, etc.
En una entrevista reciente, el cantautor asturiano Víctor Manuel concluía con esta reflexión: “La mejor música es la brasileña. Lo tiene todo”.
Hoy me levanté temprano, no tuve que tomarme ninguna pastilla, no tenía migraña y los huesos no crujieron demasiado ¡A estas alturas, uno se vuelve tan crocante!
Margarita García-Galán es colaboradora del periódico NOTICIAS 24, y autora de un nuevo libro, Sonidos al tiempo (Ed. Libros de la Axarquía), donde recoge sus últimos artículos publicados. Libro que tiene una bellísima portada del pintor veleño Antonio Hidalgo.
Terminada la Guerra Civil (1936-1939), en Vélez-Málaga, como en todas partes, se vivían sentimientos muy encontrados, frutos del dolor, apasionamientos, pobrezas, desconfianzas de parte y parte, tristezas, y recuerdos que no se podían asimilar.
Durante mucho tiempo, asomarme al balcón de mi casa era llenarme los ojos del frondoso verde de un árbol que reinaba, con sus poderosas ramas abiertas, en el patio de una casita blanca.
“Reivindico el espejismo/ de intentar ser uno mismo/ ese viaje hacia la nada/ que consiste en la certeza/ de encontrar en tu mirada/ la belleza”. Escucho la canción de Aute y recuerdo un tiempo en el que la belleza la encontrábamos en la idea del bien colectivo, en la reivindicación y en la construcción de espacios democráticos, transformadores cultural y socialmente. En el esfuerzo y la camaradería alentaban la belleza, la utopía y la esperanza.
Palabras de Italo Calvino: “Los actos de nuestra vida ya están clasificados, juzgados y comentados incluso antes de producirse. Vivimos en un mundo en el que todo ha sido ya leído antes incluso de empezar a existir”.