La vida rutina
Terminado el verano, y con él las vacaciones, nos vamos preparando para la vuelta a la rutina, después de intentar huir de ella durante el periodo estival.
Terminado el verano, y con él las vacaciones, nos vamos preparando para la vuelta a la rutina, después de intentar huir de ella durante el periodo estival.
Creo no equivocarme al afirmar que a todos nos gusta la seguridad, el envolvernos por una serie de hábitos que nos definen y unos patrones ideológicos, afectivos y espirituales que nos vinculan a un lugar concreto y a unas personas determinadas.
Hace unos días, el 21 de junio, se celebraba el Día de la Música, una fiesta que fue creada en Francia y que se extendió a toda Europa para promover el consumo de música entre los ciudadanos.
Decía el profesor y politólogo italiano Norberto Bobbio que la democracia es “un conjunto de reglas procedimentales para la toma de decisiones colectivas en el que está prevista y se propicia la más amplia participación posible de los interesados”.
Todos necesitamos de la cultura para poder formarnos y desarrollarnos de un modo completo como personas.
En el año 1923, tras el golpe de estado del general Primo de Rivera (parece que en connivencia con el rey Alfonso XIII, abuelo del actual rey emérito) el escritor, político y filósofo Miguel de Unamuno, destituido de su cargo de vicerrector de la Universidad de Salamanca por sus ideas políticas, se desahogaba en una carta dirigida a un profesor español en Argentina diciendo: “¡Me ahogo, me ahogo, me ahogo en este albañal y me duele España en el cogollo del corazón!”.
Miles de veleños y visitantes que han venido a disfrutar y sentir las emociones y sentimientos de nuestra Semana Santa, han tenido la oportunidad de contemplar en esos días de conmemoración de la pasión de Cristo como otra procesión (que va por dentro de muchos habitantes de nuestra ciudad desde hace ya demasiado tiempo) se ha manifestado también en las calles de nuestro centro histórico al paso de los distintos tronos de las cofradías veleñas.
A pesar de los muchos defensores que parece tener el mensaje de la locución latina carpe diem, que nos exhorta a aprovechar el presente ante la constancia de la fugacidad del tiempo, muchas personas no aprecian el valor de un momento hasta que se convierte en recuerdo, en memoria de algo vivido que valoramos una vez ha pasado.
Aparecía no hace mucho en un periódico de tirada provincial que Vélez-Málaga se cae del podio de ciudades más pobladas de la provincia, perdiendo su tradicional tercer puesto, donde ha sido superada por Mijas.
He decidido ser bueno por voluntad propia, sin el soborno del cielo ni buscando la complacencia ajena.
“Solo la cultura nos hace libres”, decía el poeta, político y pensador cubano José Martí, y creo que tenía razón, aunque yo añadiría que solo la que nos hace más libres es verdadera cultura.
Uno de los placeres gratis que he disfrutado desde que era pequeño era el de ver llover a través de las ventanas de mi casa.
Una vez leí un cuento en el que un joven discípulo decía a un sabio filósofo: Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti.
Estamos en las postrimerías de 2022 y se acercan la Nochevieja y el recibimiento del Año Nuevo que son, sin duda, dos de los momentos preferidos por muchos durante la Navidad. Tal vez sea porque nos despedimos de todo lo anterior para recibir a lo nuevo con los brazos bien abiertos, con la esperanza y las expectativas puestas en los 365 días que vienen.
Estamos asistiendo desde hace tiempo a un incremento exponencial de la violencia verbal en muchos de nuestros políticos.
La música es para mí esa dosis diaria de felicidad, la banda sonora del día a día, de los momentos vividos, de la vida. En fin, uno de los motores de mi existencia.
Me encontraba el otro día comprando en un comercio de la zona en la que vivo y, justo delante de mí, había una señora que, con una sonrisa, me cedió el turno porque vio que tenía mi coche muy mal colocado y solo iba a recoger un encargo.
Un vecino mío me dijo hace unos días que estaba esperando a que un e-mail le llegara on line al PC y al smartphone.
En el contexto actual de la política de este país, la ignorancia voluntaria de la realidad es lo que mueve los hilos políticos y no hay búsqueda de la verdad, que casi siempre está cerca aunque un poco escondida, sino que vivimos en una época de interpretación, donde no importan los hechos, sino el efecto que causan las cosas que decimos: unas alas al disimulo, al engaño, a la mentira, a la impostura.