El sentimiento más universal es el miedo a la muerte y, ante esa certeza que todos llevamos a cuestas, el ser humano se inventa un lugar donde refugiarse: la cultura. Es un gesto sempiterno, algo que atraviesa el pensamiento, la razón y hasta la religión. Es, a la vez, expresión y fragilidad: una necesidad de sacar afuera lo que duele o de cubrirlo para que no rompa del todo. Y en ese intento,...