Las siete vidas de ‘Nika’
La veo corretear por el salón haciendo magistrales regates con una uva moscatel que me ha quitado de las manos.
La veo corretear por el salón haciendo magistrales regates con una uva moscatel que me ha quitado de las manos.
Vi las impactantes imágenes de esos incendios que ya son tristemente un clásico del verano. Las llamas devoraban la sierra arrasando pinares interminables que verdean y hermosean paisajes que me son familiares, mientras los vecinos, horrorizados, miraban con impotencia cómo el fuego se les acercaba.
Anochecía en el paseo marítimo de Torre del Mar, agosto mostraba su cara más lúdica con el animado ambiente de paseantes y gente en vacaciones, y una espléndida luna llena iluminaba la noche mirándose coqueta en el espejo del mar.
El verano que empieza llegó con temperaturas extremas, caldeando aún más el ambiente revuelto donde se alternan las nubes y los claros de la actualidad.
Por la ventana de mi habitación se colaba la luz tenue de un sol que se iba muriendo lentamente tras los cristales. Me distraía el color cambiante del cielo, el adiós alargado de la tarde, que oscurecía, poco a poco, mi tiempo de lectura.
Quizá sea uno de los recuerdos más antiguos que conservo, que solía inmortalizar el fotógrafo de esos momentos festivos.