martes, 08 de octubre de 2024 00:01h.
Margarita García-Galán
Margarita García-Galán
Opinión

La albahaca de San Bartolomé

Subíamos la cuesta, tan­tas veces recor­da­da, que nos llevaba al co­razón del pequeño pue­blo del Valle del Tié­­tar que celebra, co­mo muchos otros, sus fiestas en agosto. San Bartolomé es su ve­ne­ra­do patrón, al que los casavejanos llaman ca­­­­riñosamente San Bartolo. 

Opinión

El abrazo del árbol

Durante mucho tiem­po, asomarme al balcón de mi casa era llenarme los ojos del frondoso verde de un árbol que reinaba, con sus po­derosas ramas abiertas, en el patio de una casita blanca. 

Opinión

Corazón de música

Entre los arcos de la­dri­llo del hermoso pa­tio mu­déjar del Mu­seo de Vélez-Málaga, acos­tum­brado a vivir grandes momentos de música, un brillante piano negro esperaba im­paciente. 

Opinión

Música para una mariposa

La he visto muchas ve­ces y siempre me sor­­­prende, me fascina y me emociona más y más. La historia de una joven geisha con nom­bre de mariposa con­- ­vertida en música, es un recreo para los sen­tidos. 

Opinión

El canto más triste

Se cumplen ahora vein­te años del 11M, aquel horror sangriento que nos despertó una mañana con sonidos e imágenes escalo­frian­tes del atentado te­rrorista que costó la vida a ciento noventa y dos personas.

Opinión

La memoria de los árboles

Estaban a lado y lado de una calle amplia que recorría cada día para ir al instituto. Eran unos hermosos árboles de troncos ru­gosos y ramas abiertas frondosas de hojas, que veían pasar la vida de aquella calle animada donde yo vivía. 

Opinión

Vivir sin escribir

Vuelvo a asomarme a esta ventanita de papel donde la palabra escrita vuela libre aireando noticias, emo­ciones o pareceres de lo cotidiano, y nos acerca a la mirada crítica, casi siempre amable, del lector.

Opinión

Mañanas de brisa y sol

Sentada junto al mar de mis veranos, bajo la sombrilla que me presta su gra­tificante sombra de colores vivos, que van palideciendo, envejeciendo conmigo al sol de mañanas luminosas, ardientes, saladas y azules, que me acompañan desde siempre, me dejo llevar por la brisa marina que apenas mueve el volante de espuma que se me acerca con su relajante vaivén de ola.