Músicas ilusorias, pero ciertas
Se le ve el plumero al pavo real cuando exhibe su plumaje y alardea de colores irisados. No es contemplación para nuestros ojos, sino para las hembras de su especie; eso dicen.
Se le ve el plumero al pavo real cuando exhibe su plumaje y alardea de colores irisados. No es contemplación para nuestros ojos, sino para las hembras de su especie; eso dicen.
Lleva en su nombre la flor y el vino. Y en la flor, el color que representa a las mujeres creadoras. Alberga en el alma la poética rural del pueblo oprimido que simultanea el amor y la alegría, y el desahucio prematuro por haber nacido en tierras de generosa riqueza natural, nativa, otorgada; y eternamente saqueada.
Soy.
Me sé de un mundo de sombras revestidas de carne, de gestos, de sonrisas que cautivan o de lágrimas que estremecen... que por un instante brevísimo, me muestran el poderoso atributo de la existencia: el ser, el soy, sin más dios que la consciencia; sin más verdad que la instantánea visión de pertenencia a una partitura no escrita, con sonido propio; una nota singular que armoniza con otras notas: la incomprensible singularidad de la Música -con mayúscula-, porque es la amalgama que une todas las partículas que constituyen el cosmos, aunque aún no lo comprendamos.
Es común que queramos tener razón; que nos la den; que nos asista siempre la razón, como si se tratase de un aliado esotérico con el que nos sentimos protegidos y que suelen llamar ángel custodio.
En una entrevista reciente, el cantautor asturiano Víctor Manuel concluía con esta reflexión: “La mejor música es la brasileña. Lo tiene todo”.
Palabras de Italo Calvino: “Los actos de nuestra vida ya están clasificados, juzgados y comentados incluso antes de producirse. Vivimos en un mundo en el que todo ha sido ya leído antes incluso de empezar a existir”.
En 1996, el grupo de rock sinfónico Camel, compuso Harbour of tears (algunos lo traducen como El puerto del llanto).
¿Está nuestro mundo mutando del mirar al ver? Una de las voces que me habitan dice que no me haga demasiadas ilusiones.
Sabido es de las promesas que hacen aquellos que se aventuran en los laberintos del poder (o viven instalados en éste) y que rara vez pueden ser cumplidas.
Está lloviendo (sigue siendo agua imaginada, a pesar de lo llovido). Pongo un vinilo sobre el tocadiscos y me arrebujo en el sofá, los ojos cerrados.
Desde la antigüedad, y en muchas partes del mundo, al círculo se le han arrogado interpretaciones simbólicas, espirituales o cosmogónicas.
Se ubica el origen de la danza en la Antigua Grecia, en las fiestas (ditirambos) que se realizaban en honor a Dionisos.