viernes, 29 de marzo de 2024 00:01h.

El autor presenta 'Y se hizo el sonido', su nuevo libro

Salvador Gutiérrez: “Para mí, un texto debe estar impregnado de música”

Hablar con Salvador Gu­tié­rrez es hacerlo con uno de los más grandes personajes del mundo cultural de la Axar­quía. La definición es así, en abstracto, porque cómo definir en una sola palabra a este gestor cultural, capaz de hacer poesía en una columna, llevar a cabo multitud de proyectos, individualmente o desde la Conceja­lía de Cultura veleña -como la sala Cervantes, las Damas de Noche, etc.-, dirigir una televisión comarcal, hacer guiones, poemas, relatos... Y se hizo el sonido es, sin duda, una muestra literaria de primer nivel, que confirma a Salvador Gutiérrez como uno de nuestros creadores más sobresalientes. La presentación del libro será el viernes 29 de junio a las 20.00 h. en la Casa Cervantes de Vélez-Málaga

Salvador Gutiérrez
Salvador Gutiérrez

Pregunta.- Viendo la es­truc­tura de su libro, ¿cómo lo definiría usted?

Respuesta.- En un primer nivel de lectura, no deja de ser una selección de artículos periodísticos y de reflexiones de todo tipo: filosóficas, sociológicas, literarias, etc. No obstante, si subimos o bajamos de nivel, nos encontraremos con otras líneas que recorren el libro entero: la duda al decir y en lo que se dice; el estridente ruido de esta sociedad, su falta de pudor, su autosatisfacción, su engreimiento. Y, en última instancia, también es un libro de pequeñas y sutiles confesiones personales, pero no desde una visión  ombliguista o yoísta, sino  desde la necesidad de dejar constancia de ciertas referencias para entender el resto del contenido.  

P.- Aunque está escrito en prosa, el lector notará la influencia de la poesía en sus textos. ¿Está de acuerdo?

R.- Si entendemos la poesía como música y ritmo, sí, estoy de acuerdo. Pero lo fundamental, para mí, es que un texto, sea de la naturaleza que sea, esté impregnado de música. No concibo la literatura sin música. En ese sentido, poniéndonos pedantes, yo sería un tanto órfico, o viniéndonos más adelante en el tiempo, sería muy modernista al estilo de Salvador Rueda.  Para mí, la música es el arte supremo. De hecho, este libro que se titula Y se hizo el sonido, en realidad podría llamarse también Y se hizo la música. Sonido y música para mí son sinónimos.   

P.- Usted ha tocado, prácticamente, todos los palos literarios. ¿Cuesta mucho cambiar de un género a otro? ¿Cómo lo consigue?

R.- Lo que cuesta es escribir, es decir, encontrar en el maremágnum de sensaciones y pensamientos que recorren nuestro cerebro o nuestro espíritu, aquello que es necesario trasladar al papel.  El palo en el que se haga en mi caso es lo de menos. Sé a ciencia cierta qué debe ir escrito en verso o qué debe ser un relato o qué debe ser un artículo. Lo que nace al mundo ya viene de dentro con una  forma. Y, repito, lo difícil es decidir que algo vale la pena como para que venga  a este mundo.

P.- Hay un apartado de artículos periodísticos, algunos de ellos publicados en este mismo periódico. ¿Cree que la columna es el más moderno de los géneros literarios, como decía Umbral?

R.- Yo lo que creo es que para escribir columnas hay que ser muy honrados. Como decía un anuncio, es en las distancias cortas cuando la colonia de un hombre se la juega, pues lo mismo pasa con el corto espacio de una columna. La columna es el género donde al escritor más se le ve el plumero, porque el poco espacio es muy condicionante en todos los sentidos. Si queremos epatar se nos va a notar enseguida, si queremos ser muy profundos se nos va a notar enseguida, si queremos ser ingeniosos, igual. En las columnas hay que ser escrupulosamente equilibrados. Y mantener ese equilibrio es lo verdaderamente difícil. 

P.- Vila-Matas, Pessoa, Lisboa… Sus referentes sobrevuelan delicadamente las páginas de este libro.

R.- Gracias por lo de delicadamente, porque eso, en realidad, es lo que he pretendido hacer: que mis pequeñas obsesiones literarias o vitales estén, pero de una manera sutil. Sí, es cierto, creo que cuando uno escribe se siente menos solo y más protegido si va acompañado de gente con talento a la que uno admira. En mi caso no solo quiero que estén como referencias culturales o literarias, sino como especie de personajes que se integran de forma, más o menos armónica, en lo que estoy contando. Por ejemplo, escribirle una carta a Vila-Matas, como hago en el libro, es, de alguna manera, convertirlo en personaje. 

P.- Usted también gusta de analizar la realidad cotidiana. ¿El futuro era esto?

R.- Paul Valery escribió que el futuro no es lo que solía ser. Yo creo que el futuro nunca cumple nuestras expectativas. Ponemos demasiada carne en el asador del futuro. Como dices, a mí me gusta analizar la realidad cotidiana, pero eso no es futuro, es el presente en el que vivimos. Y me gusta analizar ese presente partiendo de lo más pequeño, de lo anecdótico. Creo que las anécdotas describen mejor el mundo en el que vivimos que los grandes temas.

P.- ¿Usted que conoce bien el asunto, ¿cómo valora la cultura en Vélez-Málaga?

R.- Es un tema muy complicado. Yo pienso que el principal problema en Vélez  y en el mundo es que no tenemos una concepción clara de lo que es cultura. La mayor parte de las veces confundimos cultura con educación: cuando hablamos de fomentar la cultura, en realidad, lo que estamos diciendo es que queremos que haya más educación.  Pienso que en Vélez-Málaga, por parte de la ciudadanía y de los creadores, hay mucha vida y mucho movimiento. Desde mi punto de vista es la sociedad la que debe generar cultura. La cultura es calle y debe estar en la calle. Las instituciones deben ocuparse de los “aledaños” de la cultura: en ofrecer propuestas de calidad, en mantener vivos los espacios culturales. Pero en ese sentido, no voy a entrar a valorar si las instituciones lo están haciendo mejor o peor. Puede que algún día de estos lo haga en un artículo de NOTICIAS 24…