sábado, 12 de octubre de 2024 00:00h.

John Buscema: simplemente, el mejor

Giovanni Natale Buscema, John Buscema, también llamado ‘Big John’, nació en Brooklyn, Nueva York, en 1927, y murió en la misma ciudad en enero  de 2002, hace 15 años; por tanto, podríamos homenajearle en su centenario,  o a los quince años de su fallecimiento. Fue uno de los artistas más admirados e influyentes de la historia del comic-book, además de un autor muy prolífico, capaz de realizar muchas páginas al mes, al igual que otro gran maestro, Jack Kirby, ‘The King’. 

John vivió una época dura para un dibujante de cómics. Entre los 40 y los 60, tuvo que buscarse la vida como pudo, llegando a trabajar en el campo de la publicidad y dibujando los cómics que podía, que en aquella convulsa época (recordemos la famosa caza de brujas del Dr. Wertham), no pasaban de ser algunos cómics románticos para chicas y algún que otro cómic de género policíaco o western. La carrera de John Buscema en los cómics comenzó a finales de los años 40 con títulos de delincuencia, horror, misterio, romance y ciencia ficción para Marvel editor. 
     En la década de los 50, diseñó el vaquero Roy Rogers, y el superhéroe Nature Boy, este último en asociación con Jerry Siegel (uno de los creadores de Superman). 
     Fue a partir de mediados de los 60 cuando le llegó su gran oportunidad en Marvel. Su entrada a la ‘Casa de las Ideas’, coincidió casi con la marcha del ‘Rey Kirby’, y debido a su enorme talento, fue pronto el sustituto natural de Jack como artista principal de la editorial. Al igual que pasaba con Jack Kirby, John era muy rápido dibujando y era capaz de dibujar varios cómics al mes, lo que propició que el editor Stan Lee hiciera con él lo mismo que había hecho con Kirby: tenerlo como piedra angular en las principales colecciones de la casa y hacer que todos los jóvenes dibujantes se fijaran en él como modelo de estilo a seguir. Si salía al mercado algún título nuevo y John estaba demasiado ocupado como para poder dibujarlo, al menos solía dibujar el primer (o los primeros) número, para así comenzar la colección con fuerza y nivel muy alto, aunque pronto le sustituyeran otros artistas. Si había cómics de Conan el bárbaro que no tenía tiempo de dibujar, le pedían que los abocetara y luego eran terminados por Alfredo Alcalá o Ernie Chan, entre otros. En fin, que esto provocó que en muchos de esos cómics de Conan entintados por Alcalá o Chan, apenas se percibieran las facciones toscas que John le imprimía al bárbaro más famoso de la historia de los cómics y parecían o, mejor dicho, eran prácticamente dibujados por los entintadores.
     Ya entrada la década de los 80, el panorama en Marvel había cambiado bastante, y muchos jóvenes valores como John Byrne, Frank Miller o Walt Simonson imprimían su huella en los personajes clásicos de la casa, haciéndolos evolucionar. Precisamente, en esa época es donde encontramos algunas de las mejores obras de la carrera de John Buscema; pasó el tiempo y debido al éxito de todos esos jóvenes autores estrella, ya no era tan solicitado, o al menos no del mismo modo que en los 70 y, por eso, pudo dibujar con más calma y en varias ocasiones incluso entintarse a sí mismo, algo que apenas había hecho unas pocas veces a lo largo de su exitosa trayectoria anterior.
     También es cierto que John siempre fue muy modesto, llegando a decir en alguna ocasión que él “no se consideraba un artista, que artista era, por ejemplo, Velázquez”, llegando a repudiar públicamente el género de los superhéroes, que precisamente fue el género donde triunfó definitivamente y es que John, en parte, se sentía frustrado por no haber podido hacer siempre el tipo de cómic que a él le hubiera gustado y supongo que el tener que realizar tantos cómics abocetados y con un resultado final tan poco a la altura de su talento, tampoco ayudaba, pero eran otros tiempos y, a diferencia de hoy en día, un dibujante de Marvel o DC no ganaba mucho dinero, por más estrella de la casa que fuera y si podía dibujar tres cómics al mes, mejor que dos.