sábado, 20 de abril de 2024 00:25h.

Que hablen las mujeres

Columna de José Marcelo

“Si hiciésemos un estudio pormenorizado, a través de la historia, encontraríamos que la mujer es la mediadora entre el reino de los valores y la modesta realidad social. (…) La mujer es el factor fundamental en ese lento trabajo de creación de un alma colectiva. La que nos ha unido con el pasado, con el suelo, con las costumbres y aspiraciones del grupo humano, y que poco a poco definen -los valores- específicos del grupo”. Esta cita pertenece a la pensadora María Zambrano, recogida del libro La aventura de ser mujer, publicado por la editorial Veramar, cuyo autor es Juan Fernando Ortega, filósofo, exdirector de la Fundación María Zambrano. En la cita resalta la cualidad de que la mujer ha sido siempre ‘alma’, mediadora de los valores, con la labor de unir el pasado y el futuro. 

Se elige el 8 de marzo como ‘día de la mujer’, pero esa fecha no debe quedarse sólo en una celebración, sino implica, además, reflexionar sobre el modelo de convivencia y de sociedad que queremos. Esa convivencia debe ser consensuada por la mujer y el hombre, en esa concepción de ser ‘Persona’, que exige una sociedad democrática. La filósofa española Amelia Valcárcel, en su libro Feminismo en el mundo global, escribe: “La igualdad en las democracias no es una condición empírica y, probablemente, nunca llegue a serlo, es una condición pactada lo que la convierte en un valor. (...) Durante largas generaciones y milenios, las mujeres han estado sometidas a un orden de importancia y de jerarquía. La rebelión verdadera contra ese orden jerárquico, sólo se ha conseguido en el seno de la convivencia social democrática. Pero la mayor parte de las sociedades que conocemos no son democráticas; las democracias son sólo una parte de la humanidad, pequeña y excepcional”. En ese mismo sentido, el filósofo alemán Herber Marcase, reconoce que “la liberación de la mujer es el movimiento político más radical de la actualidad.”

Liberación que hace posible la existencia de la democracia, cuyo modelo social de convivencia tiende a ser justo, igualitario y más humano. Porque, como argumenta Amelia Valcárcel, “el feminismo es uno de los mayores portadores de innovación social y moral, nos conduce a la paridad. (…) Seguimos en la punta de lanza de un movimiento mundial e irreversible, por cuya agenda cruzan, ahora, buena parte de las tensiones civilizadoras”. 

La filósofa y activista feminista estadounidense Angela Yvonne Davis, autora de libros como Mujeres, raza y clase, da una visión más combativa y universal, y dice que “el feminismo es una estrategia no sólo para superar la opresión de género, sino también el racismo, el fascismo y la explotación económica”, ya que su objetivo último es la igualdad de todos.

Por lo expuesto por las pensadoras, se deduce que no se trata de conmemorar un día al año, sino que el ‘feminismo’ es un reto que hay alcanzar. Cuya finalidad es trabajar, día a día, por universalizar los derechos humanos; reconociendo la diferencia y la diversidad. Conservar y proteger la democracia como cuna de valores. Que a pesar de su imperfección, es el mejor modelo social de convivencia. Sólo nos exige estar en guardia ante cualquier amenaza.