El artista Aurelio Díaz, Buly, con 'La habitación del agua', en la nueva exposición temporal del Museo de Nerja
Se trata de la cuarta exposición temporal del año en la sala Ana María Márquez del Museo de Nerja, que permanecerá desde el 18 de septiembre hasta el 16 de noviembre
El artista internacional, Aurelio Díaz, conocido como Buly, trae al Museo de Nerja la exposición “La habitación del agua”, en la Sala Ana María Márquez del edificio. Es la cuarta muestra temporal del año en este espacio y podrá visitarse, desde su inauguración -este jueves 18 de septiembre a las 20:00 horas- y hasta el domingo 16 de noviembre, de forma gratuita.
La exhibición ofrece al público 28 obras de Buly, muchas de ellas en gran formato, con hasta 2 metros de ancho. Los cuadros pertenecen a 4 series diferentes de este artista: “La habitación del agua”, con temática marina; “La noche de las tribadas”, donde se destaca la figura femenina; “Interiores”, que muestra bodegones; y “Parábola”, donde el protagonista es el libro, junto a figuras humanas. Todas ellas tienen en común la reconocible identidad visual de un artista que ha sabido evolucionar con los debates estéticos de su tiempo y, a la vez, mantenerse fiel a sí mismo.
De la mirada cinematográfica a un estilo propio
Díaz prima la narración visual en todas sus obras, su interés principal es el de contar historias, una constante en su trayectoria. Además, su imaginario visual está influido por el cine, con un encuadre y un ángulo inusuales en la pintura figurativa tradicional. De hecho, en su aprendizaje académico tiene claro que no busca la reproducción de patrones clásicos si no la creación de un relato visual propio, con elementos diferentes que innoven lo ya mostrado anteriormente.
Su paso por la Chelsea School of Art en Londres (1975-1976) le ofrece un espacio de libertad en el que comienza a integrar en sus obras tanto la tradición como la vanguardia, el respecto a la técnica y la voluntad de subvertirla, una dualidad que va a mantener en sus creaciones como marca de identidad.
Las pinturas de Buly no se dividen en etapas abruptas, se observa la evolución a lo largo del tiempo, pero siempre predominando su estilo de síntesis formal; el uso del color de forma protagonista -en planos definidos y saturados- para crear la estructura misma del relato pictórico; y la representación de figuras aisladas o en grupos reducidos.
Además, en su interés de exploración y descubrimiento, Díaz ha participado en diferentes trabajos interdisciplinares, como en la creación de escenografías para proyectos teatrales o en la ilustración del libro “Memoria del exilio”, con poemas y canciones de Joaquín Sabina.
Resistencia de criterio y lenguaje completamente reconocible
Desde los años 70, Buly demuestra un gran don para transformar lo popular en materia vanguardista, reinterpretando símbolos y tradiciones con ironía y crítica, conectando con el esperpento de Valle-Inclán y la innovación de Picasso.
Su lenguaje es perfectamente reconocible y técnicamente depurado, con interés por desbordar los límites físicos del cuadro.
Desde 1977 se instala en Macharaviaya, buscando la luz y la cercanía al Mediterráneo, su distanciamiento con los circuitos artísticos convencionales le permite mantener esa voz tan propia, libre de presiones comerciales y de modas dominantes, su pintura se mantiene constante en criterios, como un espacio de resistencia tanto ética como estética. Cada obra muestra claramente el interés crítico del artista y el firme sentido de su obra.
Buly ha participado en muestras internacionales desde los años setenta y, a partir del 2010, su programa expositivo en el exterior se convierte en sostenido, con exposiciones como “Ad majorem gloriam” en el Instituto Cervantes de Viena. Demostrándose la fascinación que los escenarios globales tienen por el estilo de este artista con carácter propio.