Pobreza por no servir a la sociedad
En la actualidad, y según una noticia que abordé en un medio digital la semana pasada, existe un brutal retroceso en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas en aspectos tan sensibles como el hambre, la pobreza, la salud, la educación o la desigualdad a nivel mundial. Es por ello que ha aumentado el número de personas con ingresos mínimos en España. Según Cáritas, ya son 4,3 millones los pobres en nuestro país, de los que 1,4 millones son menores de edad. Personas que hace un tiempo tenían una situación “normalizada”, ahora viven de forma “muy compleja económicamente”. Hace aproximadamente quince años, distintas instituciones, asociaciones y administraciones públicas, se fijaron como objetivo en España lograr la reducción de la pobreza y eliminar por completo la pobreza severa, crear una Red de Protección Social para que no haya nadie sin unos ingresos mínimos, y desarrollar líneas de actuación de empleo para colectivos vulnerables. Es bueno indicar que en España cerca de 600.000 familias no disponen de unos ingresos mínimos. Luego está Europa, que tiene un total de 80 millones de personas que se encuentran actualmente bajo el umbral de la pobreza, fruto de unas relaciones sociales y económicas injustas por parte de los líderes políticos que nos gobiernan, donde como resultado gran parte de la humanidad está tratando de sobrevivir y no viviendo con la mínima dignidad. El año 2010 fue el año en que la Unión Europea se fijó erradicar la pobreza del continente, pero todo ha sido un fracaso. Todo se está supeditando al desarrollo económico y no al social, cuando la prioridad de la agenda política debería valorar más lo social. Como primer paso para contribuir a un modelo social europeo basado en la solidaridad y la justicia, se ha de reclamar que se dé significado real a la Carta de Derechos Fundamentales : la economía debe estar al servicio de la sociedad, y es que las personas autóctonas que integran un país tienen derecho a una vida digna.