Europa nos mata porque queremos
Decir que Europa es «un espacio de libertad, seguridad y justicia dentro del respeto de los derechos fundamentales» es totalmente falso.
Pero, para acusar con el dedo a Europa, primero hay que cuestionarse qué es Europa. Si apuntamos a la UE, hablamos de «una asociación económica y política, única en su género, de muchos países europeos que abarcan gran parte del continente». Primero económica y luego política. Si sólo nos referimos al continente, hablamos de sus ciudadanos, quienes, organizados en Estados, decidieron unirse a lo largo de medio siglo para establecer entre buena parte de ellos una Unión. Así que, en el fondo, hablamos de lo mismo, es decir, que aunque no del todo cierto, todos somos Europa. Cuando los ciudadanos señalamos a la UE por no respetar el clamor solidario del pueblo, la UE señala a los Estados. Para bien o para mal, la Europa del capital, del liberalismo económico y de la austeridad, también somos nosotros. Y cuando decimos «Europa mata», no nos damos cuenta de que, aunque quisiera, no tendría competencias para hacerlo. Europa no mata, pero tampoco salva vidas. Si la UE no puede y los Estados no quieren, esta Europa no sirve. Hagamos otra. Ni los ciudadanos que exigimos mejores políticas a nuestros dirigentes, matamos.