No es idealismo, es pasión

Me acuerdo como si fuera ayer : cursaba COU y un día vino al colegio un filósofo de la época para darnos una especie de conferencia, una charla. En esa conferencia se habló del método del 102% a la hora de hacer las cosas. La gente, habitualmente utiliza el método del 100%, que significa dar lo mejor de ti en lo que haces, pero el del 102% requiere un esfuerzo extra, un poquito más que el resto, lo que yo llamo inconformismo incontrolado. A priori puede parecer que un 2% es un número marginal casi inapreciable, y en muchos casos es así, pero en la gran mayoría de las ocasiones es el sinónimo de excelencia, es no pensar “así está bien”, es mirar tus creaciones y sentirte orgulloso, verdaderamente orgulloso de lo que has hecho. Supongo que esta cualidad me viene de serie, ya que desde muy pequeño he intentado moverme en ese rango del 2%, es decir, es como una pasión sin límites. ¿Sabes lo que es creer? Me refiero a creer de verdad en que algo es posible, en que nada ni nadie podrá hacer nada para pararte porque lo estás viendo delante de tus ojos. Algunos lo llaman idealismo, otros lo llaman locura, yo lo llamo pasión sin límites. Una de las cualidades más bonitas de mi mundo es saber que las cosas son así porque alguien lo hizo y dijo, pero que con el cariño y esa pasión de la que les hablo en cantidades suficientes, se pueden cambiar las cosas. A lo mejor no todo lo que te gustaría, ni lo rápido que te gustaría, porque hay piedras muy pesadas de mover, pero poco a poco, si te fijas bien y no decaes, verás como de alguna manera tus acciones tienen efecto trascendental. La creatividad se entrena, de eso no me cabe duda, aunque creo que, desde muy pequeño, probablemente por algún motivo psicológico sin tratar, he desarrollado la maravillosa cualidad de imaginar. Me gusta imaginar porque me transporta a realidades muy locas y diversas, hasta tal punto que algunos de mis escritos se han creado así. Me gusta imaginar, porque casi siempre me saca una sonrisa, me divierte. El cerebro no distingue entre realidad e imaginación, y a mí me gusta imaginar porque me protege de los no soñadores, y es que cuando imagino, esos vampiros de sueños no están porque los he imaginado extintos. Sin duda, con la gran cantidad de seres grises que hay, la forma más eficiente de combatirlos es haciendo un abuso extremo de la creatividad. Te dirán los mediocres que eso nunca se ha hecho así, que la forma de hacerlo es otra, que te estás equivocando, y puede que en algunos casos sea cierto, pero..., ¿y si no? El camino de la vida tiene que ser divertido, trepidante y lleno de aventuras que te sumen. Precisamente por esto, lo más complicado es la elección idónea de los compañeros y compañeras de viaje. Tienen que ser personas bonitas, hablo de sus almas, gente que no te juzga y que cuando les presentas una idea muy loca te dicen “palante”, “¿en qué te ayudo?”. Deberían entender que tu mundo no lo quieres apagar de ninguna de las maneras, porque eso sería terrible. Mucha gente ha pensado de mí que soy un idealista y que me pierdo en mis sueños... ¡De esta gente, mejor huir! Hace ya mucho tiempo que decidí que no todo el mundo estaba preparado para entender la vida como la entiendo yo, y empecé a ser más selectivo.