Ese aprendiz indepe que nunca dejará de ser mal aprendiz
La “trece catorce” es lo que estamos viviendo en los últimos años en España : “es esa tomadura de pelo del maestro al aprendiz cuando le hace buscar la llave trece catorce, y obviamente dicha herramienta no existe”. Permítanme explicarles lo siguiente y lo entenderán : un señor con aspecto de curita de Gerona peinado como uno de Bildu se ha convertido en un Churchill de Tercera Regional y su pretensión no es otra que terminar el trabajo hecho por Jordi Pujol, y no el de robar, que no lo sé, sino el de los Països Catalans, teniendo en cuenta que jamás han sido país ni reino, porque sólo han sido principados, condados, marquesados y señoríos. Pujol, anciano y enfermo hoy, puso la primera piedra, y con su estilo conciliador y populista empezó a trabajar hacia la independencia de una “España opresora”. Después vino el mediocre Artur Mas, hasta llegar al trilero Carles Puigdemont, que inexplicablemente llegó a alcalde de Gerona. El tal Puigdemont, que como Napoleón Bonaparte sucumbirá en Waterloo, se vino arriba y durante setenta segundos proclamó la independencia en una clara burla al auditorio, que emocionado le escuchaba cual mesías y sufriendo a continuación un baño de realidad, eso sí, de aceite hirviendo para cobardemente huir en el maletero de un coche para no responder de sus actos ante la ciudadanía y la justicia. ¡Se ve que setenta segundos no deben ser pecado! Desde la lontananza, y aplicando el método Pujol, se dedicó a jugar con Pedro Sánchez y hacerle buscar la “trece catorce” : ahora quiero que me apruebes una ley que diga o regule cualquier cosa absurda, como la amnistía, a todas luces ilegal, pese a que los fontaneros y paniaguados empeñen su ya inexistente prestigio en apuntalar al que sigue buscando la llave trece catorce. Ese señor de la llave no ganó la moción de censura en base a acabar con la corrupción sino en base a la prostitución, un sector que domina como nadie y decidió ser sodomizado por el precio de ser Presidente de Gobierno, y a bien que ha pagado el precio de su presidencia prostituida, pues ha cedido hasta límites que están más allá de la indecencia. Todo eso al final no le habrá servido para nada, pues ser Presidente a ese precio y con esas tragaderas, poca gente es capaz de asumir cualquier carguito. La era Sánchez ha finalizado y sólo me queda una cuestión por ver : el día que diga que no conoce a una señora que se llama Begoña Gómez de nada, y no lo duden porque es muy capaz.