viernes, 29 de marzo de 2024 11:16h.

Divagaciones (II)

Columna de Salvador Gutiérrez

Alguien dijo que en España se muere muy bien. Y Lorca aseguró que “un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún otro sitio”. No, no hablaré de Franco, hablaré del cantante José Luis Perales, que ha dicho que se retira de los escenarios. Pues bien, alguien que hacía años al que nadie le prestaba la más mínima atención, abarrota telediarios y portadas de periódicos. Efectivamente, un muerto en España está más vivo que en ningún otro sitio. Basta con que olfateemos que alguien se retira, está enfermo o se ha muerto, para que las aves carroñeras que somos sobrevolemos sobre él, incluso antes de que dé su último estertor. A Perales, en vida, nadie le hacía ya caso, con su muerte artística vuelve a estar vivo. Viva España.

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En ese engendro demoniaco llamado Gran Hermano, parece que han violado a una concursante. Pero esa supuesta violación está pasando casi desapercibida. Al margen de que algunas casas comerciales han retirado su apoyo al programa, la sociedad, en general, parece que no se siente concernida con esa violación. Es curioso ver cómo hay violaciones de primera y de segunda categoría. En esta violación televisada nadie se ha lanzado en tromba a la calle, quizá porque Tele 5 es una manada realmente poderosa. O quizá porque nos gusta demasiado el programa como para que lo quiten de la parrilla de programación.

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En el mundo Facebook existe la expresión “se te ha etiquetado”. Hasta en el mundo digital nos etiquetan. Ir por la vida, digital o analógica, es ir dispuesto a que los otros te etiqueten. No podemos hacer nada para que los demás nos coloquen un cartelito con lo que piensan de nosotros. La gente sabe más de nosotros que nosotros mismos. Gloria Fuertes escribió: “Si me encasillan, me escapo”. Eran otros tiempos. Ya no hay escapatoria.

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Cumbre del Clima. Greta. Nada en contra de la muchacha. El problema es que los símbolos, cuando se exageran, pueden ser peligrosos. Es cierto que los símbolos son necesarios porque facilitan la compresión de las cosas abstractas. Y en esta sociedad somos lo suficientemente torpes como para que necesitemos simplificar y reducir las cosas a la mínima expresión. Esta sociedad huye de lo complejo como alma que lleva el diablo. El problema con Greta es que puede suceder lo que dicen que dijo Confucio: “Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo”.