jueves, 28 de marzo de 2024 00:13h.

Ruiz Rivas

Artículo de Francisco Montoro

En el Centro de Arte Contemporáneo de Vélez-Málaga (CAC), desde el 4 de marzo y hasta el 15 de abril, se está llevando a cabo una muestra pictórica del médico axárquico Sebastián Ruiz Rivas, que, bajo el título Destellos de la Memoria, nos presenta una colección de obras compuestas en técnica mixta en papel, lienzo y guata que sorprenden al espectador.

La muestra está formada por varias series pictóricas en las que se muestra una reflexión muy seria sobre la luz y los espacios, y las interacciones de las sombras, lo que produce inesperadas formas, tanto geométricas como orgánicas.

La exposición es una introspectiva artística sobre el comportamiento humano, como una alegoría sobre lo que somos y nuestras inevitables luces y sombras, nuestras luchas internas en las que se mezclan los deseos, la memoria, la realidad y las ilusiones.

Estomatólogo, que también se especializó en medicina estética, con los años realizó un máster en la Facultad de Bellas Artes de Málaga, por lo que estamos ante un artista que es un intelectual estudioso del arte, que utiliza un lenguaje expresivo propio de un creador que sabe lo que tiene entre manos.

Series como Difracción, Pompidou, New York, Olvido, nos sumergen en un estado de sorpresa donde la estética nos lleva a una especie de nirvana sensitivo que nos inunda los sentidos hasta depositarnos en un estado de in­- com­prensible excitación en el que la mezcla luz-color-geometría-sombras-formas despiertan en el espectador un estado de ánimo inusual ante la obra que le envuelve.

La pintura es un lenguaje y, como tal, necesita unos códigos de interpretación. A veces se hace demasiado presente lo que decía Goethe de que el arte es el mediador de lo inexpresable, que facilita la comprensión de las ideas. El arte, aunque parezca lo contrario, en muchas ocasiones lo que hace es facilitar el entendimiento de la realidad que ve o vive el artista. Es un mecanismo para comprender y darse a entender.

En cualquier caso, cuando mis alumnos de Historia del Arte me preguntaban cómo saber si una obra era buena o no, siempre les decía lo mismo: ante un cuadro lo primero es analizar tu impresión: ¿Te gusta o no te gusta? Y ello es especialmente importante, porque el arte conceptual no siempre es fácil de entender. Y en cualquier caso el lenguaje artístico tiene un importante componente de estética.

Ante esta exposición existe una ventaja, y es que, amén de ser manifiestamente conceptual, es altísimamente estética y bella. Estoy seguro de que los asistentes saldrán muy contentos de la visita. Algunos, podrán no entenderla, pero ‘les gusta’.

La profesora de la Universidad de Málaga, la Dra. Mar Cabezas Jiménez, al referirse a la obra del artista que nos ocupa, hace una atinadísima reflexión que por su pertinencia reproducimos a continuación:

“…Una suerte de magia se revela en la pintura de Sebastián Ruiz. La observación silenciosa se esfuerza en la búsqueda de un suicidio de luciérnagas. Cada una de sus obras es un camino de piedras ligeras que recorren los ojos aun anestesiados… El instante se hace eterno y se eleva. La claridad se cuela a través de las rendijas y adquiere formas al teñir las partículas en suspensión que habitan los espacios del hombre. La profundidad se despliega en cada pintura activando el vértigo inmersivo de unas proyecciones que se multiplican hasta lo infinito. Después solo cabe sentarse y repensar el todo, con tiempo…”.

Así pues, para aquellos que aún no hayan asistido, les recuerdo que está disponible hasta el 15 de abril. Se alegrarán.