jueves, 18 de abril de 2024 00:02h.

El tenor

Artículo de Francisco Montoro

En el año 1889, en fecha que no hemos podido precisar, nació en Vélez-Málaga Aurelio Anglada Béjar, hijo de un maestro albañil muy querido en la localidad, que, desde muy pequeñito, mostró una gran afición a la música.

Era tan grande su amor a la música, y tan patente su deseo de aventura, que cuando contaba 17 años se marchó de Vélez, con su hermano Francisco, rumbo a Buenos Aires donde, años más tarde, contrae matrimonio con doña Carolina  Poggio Caligari, a raíz de cuya boda se desplaza a Italia a estudiar canto.

Durante su estancia en Florencia nace su único hijo, Luis, allá por el año de 1911. Precisamente, es en esta ciudad donde tiene la posibilidad de estudiar duro con el renombrado profesor de canto Vincenso Varnnini.

Sus grandes dotes, y el perseverante trabajo, le habían convertido en muy poco tiempo en un renombrado tenor, llegando a cantar en los más importantes teatros de ópera del mundo y junto a las figuras más sobresalientes de su época, entre las que cabría recordar al inmortal Marcos Redondo, al que le llegó a unir una estrecha amistad.

Vivió muchos años en Milán, punto principal de la ópera italiana, donde alcanzó renombrados éxitos.

Entre las compañías con las que recorrió los más importantes teatros destaca la de la Opera y Bailes Rusos de Diaguilef, con la que cantó en París, Londres y Roma. Mesina, Palermo, Brindisi, Madrid, Barcelona, fueron otras tantas ciudades en las que triunfó.

Concretamente en España, además de los más importantes teatros de Madrid, y de sus inolvidables actuaciones en el Liceo de Barcelona, actuó dando recitales en muchas capitales y, cómo no, en Málaga, donde copó en varias ocasiones el Teatro Cervantes.

En su ciudad natal cantó varias veces. Una de ellas fue allá por el año de 1929 en que lo hizo a beneficio de la Real Cofradía del Santo Sepulcro. Por estas mismas fechas, se le ocurrió cantar una salve a la Virgen de los Remedios en la Iglesia de San Juan Bautista, que, según  quienes tuvieron la suerte de oírle, sonó “como canto celestial”.

El 20 de diciembre 1934, se organizó en Vélez-Málaga una gran velada artística en su honor en el Teatro Principal de la ciudad. Aquella noche, Aurelio Anglada cantó un fragmento de la ópera Manón, algunas canciones tales como Te quiero y Muñequita, y las célebres Granadinas de los señores Barrera y Calleja...

Grabó una serie de discos en la firma ODEON,  haciendo auténticas creaciones de la Jota del Trus de los Tenorios (Serrano), de Princesita (Padilla y Palomero), Amapola (Lacalle), A Granada (Palacios), La Dolores (Bretón), etc. etc.

En Málaga, en 1924, cantó en escena por última vez en el teatro Cervantes. Más tarde, en solitario, y como colaboraciones, dio varios recitales, siendo el último de su vida artística el celebrado en la Sociedad Filarmónica de Málaga, a comienzos de los años 50.

Murió en Málaga, en la calle Nosquera, el 30 de enero de 1961, cuando contaba 72 años de edad, y rodeado, y muy querido, de los suyos.