Alegrías
Está lloviendo (sigue siendo agua imaginada, a pesar de lo llovido). Pongo un vinilo sobre el tocadiscos y me arrebujo en el sofá, los ojos cerrados.
Está lloviendo (sigue siendo agua imaginada, a pesar de lo llovido). Pongo un vinilo sobre el tocadiscos y me arrebujo en el sofá, los ojos cerrados.
Desde la antigüedad, y en muchas partes del mundo, al círculo se le han arrogado interpretaciones simbólicas, espirituales o cosmogónicas.
Se ubica el origen de la danza en la Antigua Grecia, en las fiestas (ditirambos) que se realizaban en honor a Dionisos.
Tom Waits.
Melodías con raíces del septentrión que penetran como canciones de cuna en las almas extenuadas. Voz cavernosa, fatigada, que recurre al último esfuerzo para poner en el aire las palabras con las que el pensamiento se empecina:
Su voz es como una brisa que se mece sobre el prado alejando las nubes grises, induciendo a las altas copas a inclinarse admiradas a su paso, tal vez augurando un trágico destino.
Suena en nuestra cocina una banda interpretando jazz, que contiene esa sustancia que algunos llaman swing. Cuando te quieres dar cuenta, la mano del mortero está haciendo el majado con ese ritmo. Forma parte de la alquimia con que las manos están elaborando el guiso sobre el fuego.
Son incontables las veces que se nos ha dicho que el Arte es el puente que une nuestro mundo humano con la trascendencia. Pero nadie hasta ahora ha desentrañado el significado o contenido de tan elevado axioma, sagrado para algunos, denostado por otros.
Solemos considerar camino iniciático a aquel que, desde un punto alejado cualquiera, tiene como destino común un ‘lugar’ al que atribuimos cualidades espirituales de índole vital.
Cuando en un mismo entorno suenan simultáneamente un pasodoble, una batucada, un acorde urbano machacón y un señor vociferando los regalos de una tómbola, y sus ecos llegan hasta el penúltimo distrito, la coral de la ciudad proclama el inicio de la fiesta.
¿Por qué el título en inglés? Pues, en esta ocasión, por puro respeto y elemental cortesía.
Cesaria Évora ha cantado en los más importantes escenarios del mundo. Ha llevado como estandarte su canto y su música.
No comprendo. Siento una cierta confusión. Hace ya algunas fechas que la primavera se nos viene anunciando, con un verde más pálido que el que guardo en la memoria.
No soy de los que creen que ya lo ha escuchado todo. Hablo de música. n inmersiones que de vez en cuando hago por el universo-internet, transito entre estrellas fugaces y meteoros que se disuelven incluso antes de coger velocidad, como si otra atmósfera hiciera de filtro para no perturbar la nuestra, hasta que el tiempo se detiene y se despierta el oído.
“A veces pienso que tengo suerte / sin una perra y aún me divierte / mi profesión”... Estos versos podría cantarlos cualquiera que se encontrase en tal situación.
Olas blancas, espumosas, lamiendo el duro mineral costero, golpe a golpe enternecido. Devenido en largo sueño de disolución, en partículas menores sometidas al tiempo y a la espera para ser arcilla maleable.
Nos informa la ciencia que nadie puede saber cómo se encuentra el gato de Schrödinger hasta que no se abra la caja donde está encerrado... Pobre.
Melodías ancestrales que se consagran a celebraciones envueltas en júbilo o como dulce hilo sonoro para acompañar el último transitar del alma hacia las estrellas, a los pies del monte Ararat, tenido por sagrado por lo que representa lo que una vez albergó su cumbre.
Me contemplo subido a un carro del que me resulta ya difícil bajar. Podría ser el Gran Carro al que se conoce como Osa Mayor
Estas líneas que se revelan con vocación de crónica, no son más que lo que el oído escucha y lo que los ojos ven.
Claude Debussy (22 de agosto de 1862 - 25 de marzo de 1918) fue un compositor francés a quien, en ocasiones, se le consideró el primer compositor impresionista, término que rechazaba enérgicamente