viernes, 29 de marzo de 2024 00:03h.

El canto más triste

Se cumplen ahora vein­te años del 11M, aquel horror sangriento que nos despertó una mañana con sonidos e imágenes escalo­frian­tes del atentado te­rrorista que costó la vida a ciento noventa y dos personas.

Caminito amigo

Solemos echar de me­nos en nuestras ciu­dades lugares de esparcimiento, es­pa­cios libres de tráfico, zo­nas verdes para ha­cer deporte o pasear.

La memoria de los árboles

Estaban a lado y lado de una calle amplia que recorría cada día para ir al instituto. Eran unos hermosos árboles de troncos ru­gosos y ramas abiertas frondosas de hojas, que veían pasar la vida de aquella calle animada donde yo vivía. 

Vivir sin escribir

Vuelvo a asomarme a esta ventanita de papel donde la palabra escrita vuela libre aireando noticias, emo­ciones o pareceres de lo cotidiano, y nos acerca a la mirada crítica, casi siempre amable, del lector.

Mañanas de brisa y sol

Sentada junto al mar de mis veranos, bajo la sombrilla que me presta su gra­tificante sombra de colores vivos, que van palideciendo, envejeciendo conmigo al sol de mañanas luminosas, ardientes, saladas y azules, que me acompañan desde siempre, me dejo llevar por la brisa marina que apenas mueve el volante de espuma que se me acerca con su relajante vaivén de ola. 

Mañanas de brisa y sol

Sentada junto al mar de mis veranos, bajo la sombrilla que me presta su gra­tificante sombra de colores vivos, que van palideciendo, envejeciendo conmigo al sol de mañanas luminosas, ardientes, saladas y azules, que me acompañan desde siempre, me dejo llevar por la brisa marina que apenas mueve el volante de espuma que se me acerca con su relajante vaivén de ola. 

La belleza de una fuente azul

Miro su fotografía po­sando en un lugar que me es cercano, que suelo visitar de vez en cuando. Está sentado entre los azules y amarillos que embellecen un banco de cerámica que invita a descansar.

María en la plaza

Sonaban las campanas del con­vento cuando me acer­caba a ella; la Plaza de las Carmelitas estaba ani­ma­da, la gente disfrutaba de la placidez de la tarde char­lando tranquilamente en las mesas de las ca­fe­terías, en los bancos de madera o deambulando entre los magnolios, testigos mudos del ir y venir de la vida veleña.

Mawazín en Santa María

Subo las empinadas calles que me llevan a la iglesia de Santa María para oír en tan hermoso templo un con­cierto didáctico de mú­sica an­dalusí.

Más cerca de Marte

Estuvimos con él en una entrañable reunión familiar en el pueblo de sus veranos de infancia. Junto al mar, en la arena gris de sus re­cuerdos, al aire y al sol de Torre del Mar, evocábamos lejanos días azules mientras disfrutábamos de la brisa ma­­­­rina y del pescaíto que echa de menos en EEUU, donde vive y trabaja desde hace ya muchos años. 

La primavera en el pañuelo

Estaba sentada en la he­la­de­ría saboreando la tarde abrileña, disfrutando el ca­lor familiar y el sabor a ve­rano de su helado de pi­ño­nes. Encantadas de ver­nos, nos saludamos co­mo siempre, con la alegría y el desenfado de dos amigas que se aprecian realmente y han compartido momentos especiales. 

‘Margot’

Fue en el callejón de San Agustín donde la oí por primera vez. Después de ver pasar el Cristo de la Agonía entre inciensos y la música de cornetas y tambores que le acompaña siempre por la estrecha calle, una música excelsa, suave, elegante y solemne llegaba meciendo a la Virgen de las Penas, que venía detrás luciendo su original manto de flores nuevas. 

Nómadas del viento

Siempre me han gustado los pájaros. Desde pe­que­ña, su presencia en nuestra casa era una constante, mi hermano era un entusiasta y hábil rescatador de pajarillos desvalidos que se caían de los nidos. 

Entre vencejos

Repaso la actualidad de es­te lunes de febrero ha­­­­­ciendo un alto en la lec­tura de un nuevo libro que me está encantando. Hoy, día 20, es uno de esos tres días al año en los que se rinde homenaje al gato, ese felino de tacto sedoso, elegante, sigiloso y nada servil, que durante muchos años ha sido un fiel compañero de vida, entrañable, cariñoso...

Alma de blues

Si te sientes sola y no estás bien, no te preocupes, es la hora del blues... Lo dice, cantando en el papel, Jesús Aranda, en su libro Pa­la­bras Hechas, una re­co­pilación de canciones y poemas que sale al aire al amparo de la hermosa colección Poemarios, de Libros de la Axarquía

Mi pluma azul

Escribo con ella pre­ci­sa­mente hoy, que se celebra el Día de la Escritura a Mano, un día que pretende con­cien­ciarnos de lo im­­portante que es, en este tiempo de tecnologías tan avanzadas, no perder el hermoso hábito de escribir a mano, con lápiz, con bolígrafo, con pluma.

Los brazos del ficus ausente

Escribí sobre ellos hace tiempo, cuando esos dos ficus centenarios lloraban su pena de ausencia por el arco de ladrillos donde se apoyaban y que desa­pa­reció del paisaje veleño un día cualquiera.

Ángeles fugaces

Alrededor de una mesa sencilla, con el mantel la­gar­terano que vestía las ocasiones especiales, junto a la chimenea donde cre­pi­taban las piñas, un Belén, decorado con musgo fresco por entusiastas manos in­fantiles, presidía la cena. 

Escudos de oro

Con la animación de las ocasiones especiales, el Teatro del Carmen abrió sus puertas para vivir, un año más, la entrega de los Escudos de Oro a personas o colectivos sociales que, de alguna manera, engran­decen con su trabajo la ciudad de Vélez-Málaga.